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Género
Acción
Lo mejor
La variedad, los temas, la factura en genera, y que un compositor tan joven sea capaz de demostrar tanta sabiduría musical y fílmica con tan pocos medios. Por último, que Varèse Sarabande la haya editado
Lo peor
Que la película haya llegado a muy poca gente, relegando al olvido el tremendo trabajo de Brian Tyler. Y además, que Varèse Sarabande haga una presentación de la música en disco desordenada, con respecto a la película

Partition

2007

Imaginemos por un instante que somos Brian Tyler. No por mucho tiempo, para no estropear su carrera. Viene el director de origen indio Vic Sarin y nos ofrece escribir la música de su última película, Partition. Trata sobre la condición humana, vista con la perspectiva que el paso de los años le ha dado a la forma de contar historias de este tipo: amor y odio, unión y división, todo ello con un vehículo narrativo, una bella historia de amor, en un tapiz lleno de conflictos, la descolonización inglesa en Asia. Vemos la película, y desde el primer momento nos damos cuenta (recordemos que somos Brian Tyler), que hay más profundidad en lo que Sarin ha contado que lo que mucha gente percibirá, y que posiblemente será la única ocasión que se nos presente en la vida de utilizar nuestro lenguaje musical para expresar lo que sentimos hacia el gran conflicto de la humanidad: los entresijos del bien y el mal.

Nos vienen a la mente películas como Lawrence de Arabia, y nos acongojamos ante la posibilidad de emular lo que ídolos como Maurice Jarre hicieron en el pasado. Pero pronto recordamos que no hemos estado tan lejos de la misión que debemos afrontar. Nos viene a la memoria Children of Dune, por alguna relación con los temas a tratar, y sobre todo por la mirada, épica. Hay que estar a la altura, y por eso dividimos lo que será nuestro trabajo en objetivos. El primero de ellos será como afrontar los temas, que para eso estamos haciendo música, y ese es nuestro lenguaje. En segundo lugar trataremos el idioma, que no el lenguaje, ya que no es lo mismo occidente que oriente, y por último nos arriesgaremos a cumplir el tercer objetivo, acertar con el punto de vista. Escuchar tema →

Los temas de Partition

Partition es una historia de amor en tiempos de posguerra. Hay un pueblo, el del suroeste asiático, que a la marcha de los ingleses se divide en dos. Los musulmanes en Pakistán, y los hindúes, laicos para todos los efectos, en la India. Pero como no todo es absoluto, cuando se produce esa división, en 1947, hay de unos y de otros en todos los lados, provocando un éxodo de oriente a occidente, y una guerra de etnias. Incluso una región, el Punjab, donde habitan los sikhs, queda dividida en dos por la frontera, y lo que ahí se produce es más una guerra de hermanos. Sarin, de origen sikh, cuenta con cercanía la historia de un indio de esa provincia, Gian (interpretado por Jimmi Mistry) que rescata a una mujer musulmana (Naseem, con el rostro de Kristin Kreuk) que ha escapado de una matanza de los de su religión a manos de los sikhs.

Para narrar cómodamente todo ello, Tyler emplea tres temas principales a lo largo y ancho de su, vaya por delante, magnifico score. Conviven un tema de amor para los dos protagonistas, un tema para la frontera que divide al pueblo y para el éxodo que produce, y un tercer tema para la esperanza.

Desde el punto de vista musical, el tema de amor es una auténtica gozada, un tema de esos que no se olvidan. Lo han comparado con el estilo de John Barry, pero no suena más que a Brian Tyler haciendo la banda sonora de una película de David Lean. Su presencia en el score es amplísima, ya que la relación romántica entre Gian y Naseem centra la práctica totalidad del metraje. Sin embargo, y por plano que parezca, el tema tiene una dualidad. Y es que sale asociado en escenas en las que se relata, someramente, el conflicto que vive el subcontinente indio. Si lo analizamos, los protagonistas no son más que el ejemplo de los dos mundos que se dividen, y por lo tanto el tema de amor es también el de la diferencia entre ellos. Por eso, este tema trasciende su condición de motivo romántico, para convertirse en el tema principal de la película. La música de la partición, de la tragedia de la división de un pueblo por la religión. Gian y Naseem transforman esa tragedia en verso, y de ahí surge el tema escrito por Tyler.

Este tema puede ser escuchado en el disco editado por Varèse Sarabande en numerosas pistas, ya que es presentado desde el principio (Partition). Escuchar tema →

El segundo de los temas habla de la frontera que un 14 de agosto de 1947 no existía, para aparecer en la mañana del 15, atrapando en el medio a 16 millones de personas que se vieron abocadas al éxodo desde ese mismo momento. (The Crossing y Attack at the Crossing, en el disco). Es un tema épico, por el cariz que toma el desplazamiento humano puesto en marcha. La instrumentación empleada localiza la música, y las largas líneas musicales remarcan el momento histórico. Además, aparece en alguna otra ocasión al margen de las escenas iniciales en las que vemos a la familia musulmana de Naseem desplazarse, como en la escena en que aparece un tren de indios masacrados por los pakistaníes. En ese momento descubrimos que el tema del éxodo también es dual, como no podía ser otra forma, ya que significa como la división y el enfrentamiento tuvo la muerte como consecuencia en ambos bandos.

Finalmente, Tyler escribe un tercer tema, el de la esperanza de la unión, que surge cuando Naseem es informada de que su familia continúa viva al otro lado de la frontera. Este tema, puede ser escuchado por primera vez en el disco en la cuarta pista (Naseem´s Journey), si bien en la película no aparece hasta una vez sobrepasado la mitad del metraje (en el disco, Tears of Joy). Es un tema clásico de Tyler, con rítmica aunque ligera percusión, que acompaña una melodía optimista, en la que aparecen los coros, en contraste con el carácter más épico y romántico de los dos temas anteriores.

Con el uso de estos tres temas, el compositor consigue tener las herramientas necesarias para trazar la historia que se narra, desde el punto de vista musical. Si nos volvemos a poner en la piel de Brian Tyler, podemos suponer que lo que se nos pidió fue un tema de amor que tiene que conmover, otro épico que tiene que emocionar, y un tercero lírico que tiene que resultar esperanzador. Del resultado depende buena parte del éxito de la película, por cuanto el espectador tiene que sentir algo similar en cada momento.

Los tres temas pueden ser escuchados en los títulos de crédito finales, apareciendo en primer lugar el de la esperanza, después del de la frontera, y por último el principal, o de amor. Escuchar tema →

El idioma de Partition

La segunda de las grandes decisiones a tomar está en el idioma musical que vamos a emplear, ya que la música que se hace en occidente contiene ritmos y estructuras diferentes a las de oriente. De optar por lo que conocemos como música occidental de orquesta, corremos el riesgo de alejar la impresión musical del lugar donde se desarrollan los hechos, aunque a nuestro favor juega la capacidad que este estilo tiene de narrar e influir en el ánimo del espectador. Por el contrario, si optamos por un enfoque mucho más local, étnico, o en definitiva, orientalizante, nos ahorraremos la dificultad de trasladar al público al lugar concreto, aunque careceremos de una estructura adecuada donde encajar los temas que hemos creado.

Mejor que nadie, el propio Vic Sarin explica lo que la ocasión requería: «Dado que la acción se desarrolla en la India, pero explora cuestiones que son universales, queríamos un score que incorporase conceptos de la música occidental como la temática o la melodía, mientras mantuviese un aroma oriental. Era necesario un adecuado balance entre ambas cosas«. Según Sarin, Tyler le dio a la cinta «todo esto y mucho más«.

El resultado es que a partes iguales nos encontramos con música de los dos idiomas. Por un lado están los temas del «oeste», que introducen en su esquema algún que otro instrumento que el espectador asocia a oriente, como el duduk, y otros instrumentos de viento madera que alargan el sonido de las tres melodías principales. En ocasiones, también los coros, con formas y maneras de nuevo asemejadas por el oído medio a la parte del mundo que está más allá del mar negro, acompañan a los violines, trompas, trompetas y guitarras, que son en realidad las verdaderas protagonistas de este bloque.

Mientras, por otro lado está la verdadera utilización de música étnica, en cortes como Bombay, Coming of Age, Free o Shimla, con diferente excusa, aunque siempre obteniendo como resultado la asimilación del oyente al lugar geográfico, sin perder el hilo narrativo. Capítulo aparte merece el corte Festival of Holi, que corresponde con la escena en que los habitantes de Sirsa celebran una especie de fiesta del color (un producto autóctono). No solo la escena es interesante, diferente, e incluso bonita, sino que la música, en esta ocasión más que nunca, es puramente india.

Cabe destacar la capacidad de Tyler por recopilar toda la información necesaria para llevar a efecto tal variedad instrumental y estilística, algo que es tan fundamental y reseñable como su labor a la hora de escribir los brillantes temas de Partition. Si al principio nos acordábamos de Maurice Jarre y su Lawrence de Arabia, ahora lo hacemos de su no menos famoso trabajo para El hombre que pudo reinar. Brian Tyler ha hecho unan gran fusión entre ambos, sin perder ni un ápice su propio estilo.

Un punto de vista hacia la Historia

Los temas están escritos, y el tapiz sobre el que con ello pintar el cuadro también. Ahora falta saber con que trazo lo haremos, y por donde empezaremos. Y ese es el momento en que la decisión más importante tiene que ser tomada.

El punto de vista del director está claro desde un principio, ya que se empeña en recordar que no es una historia de buenos y malos (loable teniendo en cuenta que procede de uno de los dos bandos). El que pierde es el ser humano, por su propia culpa, hasta que lo alcanza el amor. Y no es por sonar repipi, pero es como se define en esencia la película (sino te gusta, puedes ver tres veces Titanic, y se te quitan los remilgos). Y ahí Brian Tyler tiene un papel que jugar.

El golpe maestro del compositor está por llegar, y consiste en como usar, y cuando, el tema de amor. Así, vemos y oímos como Tyler opta por retratar la situación con mesura, haciendo uso del equilibrio: Gian y Nasheem son la diferencia, mejor dicho, el ejemplo de la partición de la que habla el título. Proceden de dos religiones, que se han convertido en naciones, aunque de un mismo lugar, pero en ningún momento del metraje deja de delatarles su origen, su condición religiosa. Mientras Nasheem aparece siempre tapada por un velo, y orando a Alá, Gian reza a sus dioses, y mantiene un costumbrismo típico del lugar en su atuendo, hasta que la situación le obliga a transformarse por completo.

El tema de amor es todas esas cosas diferentes que comparten, y por tanto, el tema de la unión de algo dividido. Ellos son en realidad la partición de la que habla la película, y su tema el conflicto que les rodea y que dificulta su amor. Tyler no titubea al extender la utilización del tema de amor a escenas descriptivas (de viaje, por ejemplo). La situación que viven Gian y Nasheem no es única, nos quiere decir. El asunto está en que la partición afectó a todos, y que historias como las de los protagonistas se produjeron en abundancia en aquel momento, ya que formaban hasta entonces parte de un mismo país.

Diagnóstico final: un genio

Cuando Brian Tyler afrontó al composición de Partition, ya se había abierto un camino en la industria cinematográfica americana, principalmente por habilidad y estilo propio con las cintas de terror (Frailty, Darkness Falls). Es sin embargo a partir de 2003 cuando se diversifica su trabajo. Le llega la oportunidad de componer para películas de William Friedkin (The Hunted) o Richard Donner (Timeline). Pero le falta demostrar su valía en el drama, algo que solo pudo hacer una vez antes de la película que nos ocupa. Fue en 2005, para The greatest game ever played, dirigida por Bill Paxton, donde el compositor norteamericano puso en evidencia sus dotes compositivas para cualquier género, obteniendo como resultado una misma calidad. La más alta.

Con Partition, sin embargo, dio un paso adelante más, demostrando al mismo tiempo ser un excelente compositor, un excelente cineasta, pero aún más, un excelente hombre de negocios. Y es que la banda sonora de Partition fue tocada en su parte sinfónica por 47 músicos, una cifra relativamente escasa, teniendo en cuenta que las partituras épicas acostumbran a contar con un centenar de instrumentistas.

Aunque más bien cabría hacer una corrección, ya que quizá Partition si contó con cien músicos, siendo 47 de la Hollywood Studio Symphony, y los otros 53 el propio Brian Tyler, que como es de costumbre en él, se arriesga con todo tipo de instrumentos, incluidos algunos de los étnicos, que luego él mismo mezcla en la mesa de sonido. Además de que con eso consigue ajustarse al presupuesto, obtiene un resultado inesperado para directores y productores: sus bandas sonoras suenan como si las hubieran hecho «sin reparar en gastos», tanto en la factura, como en la calidad de la música.

Por ese motivo, y valga Partition como uno de los mejores ejemplos, no es de extrañar que a la puerta de Tyler comiencen a llegar avisos mayores (véase Steven Spielberg con Eagle Eye), porque por donde mires no hay escapatoria: estamos ante un genio. De hecho, Partition sólo puede ser obra de un genio.

Partition

  1. Partition (2:52)
  2. The Crossing (3:25)
  3. Attack At The Crossing (3:35)
  4. Naseem's Journey (2:44)
  5. Transformation Of Gian (3:23)
  6. Water (1:47)
  7. Sirsa (6:13)
  8. Coming Of Age (3:26)
  9. Death Train (2:31)
  10. Tears Of Joy (3:30)
  11. Bombay (1:58)
  12. Hilltop Decision (2:58)
  13. New Delhi, 1942 (2:25)
  14. Gian's Plea (1:53)
  15. Rain Dance (3:43)
  16. Crossing The Border (2:00)
  17. Festival Of Holi (2:08)
  18. Confrontation (1:47)
  19. Vijay (2:14)
  20. Gian To Margaret's (0:54)
  21. Naseem And Gian (5:03)
  22. Free (4:12)
  23. Separation (3:20)
  24. Shimla (1:58)
  25. Villagers Demand Naseem (2:40)
  26. Partition End Title (5:28)
Duración total: 78:07 minutos
Compositor: Brian Tyler
Sello: Varèse Sarabande Records
Formato: CD
Fecha de lanzamiento 30 de Enero de 2007
Partition