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Let Them All Talk

2020

El aparente viaje a ninguna parte de unas amigas a bordo de un crucero sirve de excusa para hablar de una de las cosas que para mi definen la vida además del placer de los pequeños detalles: el amor incondicional y puro hacia las personas a las que realmente amamos. Y de eso habla Let Them All Talk (Déjales Hablar, 2020), pero hay que quedarse hasta el final para hacer todo el recorrido. No valen los atajos.

Y por el camino de una película que parecía que no iba a ningún lado aparece, nada más y nada menos, que un sorprendente y brillante Thomas Newman. Dado el tipo de película, mentalmente uno podría hacerse el esquema de una composición típica del compositor para este tipo de película, pero craso (Y MARAVILLOSO) error, algo que demuestra la versatilidad y genialidad de su autor.

Let Them All Talk – Cruceros Existenciales cortesía de Steven Soderbergh

Una exitosa escritora decide darse un garbeo en un lujoso crucero, todo organizado-consentido por su joven agente literaria, durante el cual sucederán tres cosas que realmente no son importantes pero que suman:

  1. Recibirá un premio importante por su carrera, alimento para el ego,
  2. Estará en contacto con sus dos amigas de juventud, a quienes no ve desde hace 30 años, casi nada (ambas las dos caras de la moneda que representa Alice),
  3. Y tratará de recobrar la inspiración aparentemente perdida

Con un rodaje semi improvisado y sin superar los diez días, Steven Soderbergh y la guionista novelista se levantaban cada mañana para marcar las lineas de rodaje y lectura de guión, montando las escenas en las horas de comida para seguir al día siguiente (un auténtico Tour de Force).

Casi una película de arte y ensayo, donde todo fluye aparentemente sin una dirección concreta, casi a la deriva, la película acaba llegando a puerto con el desembarco del Queen Mary 2 en Inglaterra, donde por fin Soderbergh enseña sus cartas y todo cobra forma, con un bonito final donde colabora nuestro siguiente protagonista, un inspirado Thomas Newman.

Si que es verdad que a la película parece que le falte algo, no sabes bien el que, que esta como inacabada, pero la dirección de Soderbergh y la interpretación y diálogos de sus protagonistas generan el interés suficiente para mantenerte engatusado en la pantalla; otra cosa es que entres o no en la película, eso es un tema aparte (servidor entró y lo disfrutó, pese a no ser un productor redondo). Y aún con esa imperfección aparente, el resultado, en mi opinión, es muy interesante, atractivo y sugerente. Something different in these times…

Let them All Talk – Thomas New(the)Man

El nombre de Thomas Newman es, al menos para mi, una garantía de certeza, calidad y brillantez. Es un compositor que ama su trabajo, y eso se traduce en su música, en su forma de envolver cariñosamente las imágenes donde su magia obra milagros.

Así que cuando Let Them All Talk estuvo disponible para poder verse, tardé escasos nanosegundos en meterla en la lista de próximas reproducciones. Súmale el director y las actrices al nombre de Thomas y ya tenemos un cocktail francamente atractivo.

La cuestión era que tipo de partitura podrías encontrarte aquí… veamos, comedia dramática (más lo segundo que lo primero), con un crucero de trasfondo, bonitas escenas vacacionales, conversaciones interesantes, entre lo ácido y lo existencial, incluso pasando por temas banales… Vamos, Thomas Newman en su salsa. Cabría esperar música sentida y emotiva, también sugerente y envolvente, y con algunos repuntes dramáticos para apuntalar lo emocional. Pues no.

Las conversaciones entre director y compositor, quienes no habían colaborado juntos desde 2013 con Side Effects (Efectos Secundarios), llevaron a un enfoque alejado del patrón habitual de composición esperable para esta película, y en lugar de focalizar  la música en el drama y en las relaciones de los personajes, se optó por un enfoque jazzístico estilo años 50-60, ligero y desenfadado, donde la música surfea y bucea en los mares musicales de Neal Hefti, Henry Mancini y, especialmente, en John Barry (con aromas añejos de trabajos como The Knack… and How to Get It!).

Metales, el mítico órgano Hammond, batería, bajos jazzísticos, cuerda… vamos, una partitura fresca llena energía y vibrantes ritmos que van desde el jazz hasta el blues, incluso estilo Big Band, donde Thomas construye una partitura que parece source music, que suena como source music pero que es mucho más que eso.

Su música da color a la película, le da el tono y alma al viaje e incluso a las relaciones de sus personajes durante el mismo, es el mood de Let Them All Talk, evitando caer en los clichés dramáticos habituales (inclusive los de Newman), que salvo un corte, Bees (un breve y oscuro tema relacionado con el sueño quiene nuestra protagonista Alice antes en el tramo final), es una orgía musical de ritmos pegadizos que te dejan con ganas de más una vez escuchado el disco.

El órgano Hammond es uno de los verdaderos protagonistas de la partitura; ya en el corte inicial, Consciousness, nos anuncia ese sonido añejo y maravilloso en la linea del Hollywood musical mas retro, para acto seguido entrar ya en faena, con el corte dos, el tema central, el Waltz for Alice, una pieza jazzística magistral estilo años 60, un poco a lo John Barry, donde las frases musicales del tema central, sustentadas sobre las cuerdas, es puro Thomas Newman, su sello.

Esa pieza, que también cierra la película en los End Credits, sirve para ver como nuestros protagonistas embarcan en el crucero del Queen Mary 2, y personalmente creo que es uno de los mejores momentos musicales-cinematográficos del año, donde la música de Thomas Newman le pone color y alma a toda la escena. Es una auténtica delicatessen, y su sonoridad también flirtea en varios cortes breves, como el ya mencionado ConsciousnessHardbound.

El resto de la partitura nada siempre entre ese tono desenfadado y jazzístico (como los geniales Park Place, Barry Style, o Southampton Water, este último muy rollo Sideways de Rolfe Kent), cobrando especial relevancia otro fantástico tema que encontramos en dos cortes, un motivo de blues que primero escuchamos en Poison, y que luego recupera en el clímax final, You Always (una de las mejores piezas del año). Este motivo y el de Alice serían los temas sobre las que pivota la partitura de Newman.

Esta magistral pieza de blues se asocia inicialmente al momento en el que el veterano escritor Kelvin Franz (interpretado por el director, actor y escritor Daniel Algrant), se encuentra con las dos amigas de Alice en la cubierta del crucero (unas brillantes Candice Bergen y Diane Weist). Kelvin es un escritor de novelas de misterio y trama, un hombre que antes de escribir una historia se sienta a planificar todos los detalles de la misma, con un tiempo de preparación previa, en las antípodas de Alice, puro genio creativo y libre de ataduras (hay una magnífica conversación entre ambos donde queda patente este detalle).

La música de Newman en Poison entra en acción tomando protagonismo en escena, ahogando incluso poco a poco la conversación entre Kelvin y las dos amigas de Alice sobre temas relacionados con su próxima novela (venenos). Se adueña de forma sutil y maravillosa de la escena, para darnos un toque elegante y desenfadado, destacando en ese momento la importancia no de lo que hablan, sino de lo que está sucediendo (el personaje de Daniel Algrant y Diane Weist quedarán vinculados desde ese momento).

La construcción de este blues es maravilloso, donde el órgano hammond, la batería, el bajo y la guitarra van cocinando el ritmo musical para acabar entrando los metales en plan Mancini e incluso a la Barry (el corte Blues and Out de The Knack… and How To Get It! es un perfecto ejemplo, un primo-hermano de éste).

El infeccioso y maravilloso ritmo de este motivo, que parece asociado a Kelvin (un personaje bonachón y humilde), alcanza cotas aún más sobresalientes en el magnífico You Always, título de la novela que lanzó la carrera de Alice, y que cierra la película. La música del corte acompaña al sobrino de Alice, el joven Tyler (buena interpretación de Lucas Hedges), quien entra en casa de su tía para devolver el manuscrito inacabado de esta. Una vez allí se sienta en el despacho de su tía, comprobando con sorpresa que allí lucen varios retratos suyos

La música de Newman, sofisticada y elegante, va llevando este blues hasta su cierre culminante, coincidiendo con el final de la película, donde escuchamos una bonita reflexión de Alice, demostrando que tras la fachada de la fama y los egos, lo que al final realmente importa son las personas, Tyler a más señas:

«When I read this novel, It’s… it’s impossible for me not to think what a miracle it is that this universe emerged, what a miracle it is that consciousness emerged… And what a miracle it is that Blodwyn Pugh, her thoughts and experiences, that they could reach across time and reach into my consciousness»

Ese epitafio en boca de Alice para Blodwyn Pugh cobra idéntico sentido para el legado que recibe Tyler del amor de su tía, y Newman nos lo expone con un espléndido blues que recoge ese mensaje de una forma positiva, calida, elegante y enérgica, sin retazos melancólicos ni apuntes dramáticos innecesarios; la vida sigue, y no hay manera más maravillosa que aferrarse al recuerdo de los seres perdidos que celebrar su recuerdo en los años venideros.

Let Them All Talk – Conclusiones

Son solo 20 minutos, escasos pero brillantes, y ese tono musical, dirección acordada entre compositor y director, acierta completamente con el mood de la película; es un drama, cierto, pero también una comedia. Es la vida, al fin y al cabo, con tres amigas que comparten un pasado y sus interrelaciones (fantásticos los enfrentamientos entre la miserable y usurera Candince Bergen y Meryl Streep, lucha de egos).

Cada vez que aparece en pantalla la música de Thomas Newman todo cobra vida, añadiendo un color maravilloso a los personajes y los lugares a los que acompaña, con unas texturas musicales completamente alejadas de lo que abunda e impera en el panorama internacional cinematográfico.

Es un enfoque que supone un nuevo registro en la carrera de Thomas Newman, quien no tiene nada que demostrar, y que a la vista de los resultados parece haberse divertido mucho, dejándonos con ganas de más. Solo espero y deseo que este terreno musical que han pisado los pies del compositor vuelva de nuevo algún día, demostrándonos que la buena música no tiene edad, es inmortal.

Let Them All Talk

  1. Consciousness (0:34)
  2. Waltz for Alice (3:01)
  3. Park Place (1:18)
  4. Poison (1:33)
  5. Southampton Water (2:02)
  6. Wander the Ship (0:30)
  7. Unsuspecting Man (1:42)
  8. Bronwyn Pugh (0:32)
  9. Bees (1:07)
  10. Night Sky (1:17)
  11. Hardbound (1:25)
  12. You Always (2:24)
  13. Let Them All Talk (2:35)
Duración total: 20:05 minutos
Compositor: Thomas Newman
Sello: WaterTower Music
Formato: Descarga Digital
Fecha de lanzamiento 18 de diciembre de 2020
Let Them All Talk