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Género
Terror
Lo mejor
Es una banda sonora que funciona como un guante, tanto cuando sugiere, potenciando tanto el hipnotismo de la belleza de las escenas magistralmente rodadas por el director como el horror que amenaza constantemente a Jay, ad eternum
Lo peor
Los que no sepan ver en el estilo de Disasterpeace el complemento perfecto para acompañar a un horror cuya amenaza se beneficia de la electrónica retro-ochentera del compositor

It Follows (2014) es una pequeña joya del género del terror, dirigida con pulso y estilo visual por David Robert Mitchell, quien sin ofrecer nada aparentemente nuevo, si ha sabido agitar bien la coctelera para contarnos y narrarnos una historia de terror y horror moderno memorable, con regusto clásico.

A ello también contribuye, sobremanera, el trabajo musical compuesto por Disasterpeace, una vuelta a ese sonido de la electrónica de los 80, de gente como Tangerine Dream, John Carpenter o incluso Charles Bernstein.

It Follows – La Película

It Follows es, con todo derecho, un clásico del terror moderno, tanto por su construcción como por su puesta en escena, sacándole jugo a un guion y una trama que, sin inventar la pólvora, encuentra en la suma de sus elementos el valor añadido (el «como está narrada y contada la historia»).

Y es que, en realidad, no es más que cogerse los terrores orientales de maldiciones estilo Ringu y traérselos al terreno norteamericano, sabiendo adaptarlo perfectamente para golpear donde más duele, al estilo de vida de los jóvenes (incluso tributar a los slashers de toda la vida, pero casi siempre muy por encima de aquellos, salvo excepciones como el Halloween de John Carpenter).

De hecho, esa presentación de los típicos barrios norteamericanos de apariencia tranquila, con esos inquietantes planos abiertos y solitarios, acompañados de la música de Disasterpeace gritando «Cuidado, Peligro», podría decirse que bebe del mejor Carpenter de finales de los 70 con su Halloween. Es admirable e hipnótico la forma en que está rodada la película; sus amplios planos, sus elipsis visuales, los silencios, la fotografía, la forma en la que la cámara sabe buscar inquietar sin recurrir a lo fácil…

El trabajo de su director (y guionista) David Robert Mitchell es increíble, con una carrera bien corta a sus espaldas pero con un sentido del gusto para la narración visual y puesta en escena que denotan una extraña y genial madurez, beneficiándose además del excelente hacer de Maika Monroe (la actriz protagonista, todo un descubrimiento) o de la banda sonora de Disasterpeace.

Todo está excelentemente cocinado a su justo ritmo, como debe hacerse con el buen terror, el que de verdad cala y se instala en tu ser, el que queda en tu subconsciente cuando piensas de nuevo en esta película, lo que la convierte en un clásico moderno (no necesariamente en obra maestra, eso son palabras mayores, como puede ser The Exorcist o The Thing, pero ahí cerca se queda, no tan lejos).

Es una película magnífica, que me provoca fascinación, mejorable en algún punto a nivel argumental, aunque eso sería ponerle pequeños peros a una experiencia visual que me parece fascinante, llena de tanta belleza como horror, uno real que inunda todos los planos de la película (incluso en sus silencios).

Sin explicar mucho más que se trata de una maldición que se traspasa con el acto sexual (tampoco se necesita más), la película lanza un mensaje de castidad para evitar la maldición (incluso la monogamia con tu pareja, donde estas seguro si no hay infidelidad), y lo hace a través de una planificación visual muy cuidada e inteligente, incluso con detallas que, vistos por segunda vez, anticipan cosas, como la escena de Jay bañándose al inicio de la película en la piscina con la hormiga en su brazo, sumergiéndola acto seguido bajo el agua, librándose así de ella.

En resumen, un clásico moderno cuyo segundo visionado me ha parecido incluso mejor que cuando la vi en su día. Sino la has avisto, STOP, ponte la película, vela y luego hablamos. Merece la pena llegar virgen a la experiencia cinematográfica de It Follows (así también te evitarás cualquier maldición…).

It Follows – La Banda Sonora: Una Elección

Dice el director que la primera vez que tuvo contacto con la música de Disasterpeace (también conocido como Richard Vreeland) fue a través del videojuego de lógica y plataformas Fez, cuyo estreno mundial tuvo lugar en el 2012. Muchas veces incluso dejaba puesta la música del mismo aunque ni tan siquiera estuviera jugando, simplemente por acompañamiento.

Aquel estilo de música electrónica (rítmica pero también envolvente, sugestiva y ambiental) enamoró al director, hasta tal punto que quería al compositor para la nueva película de terror que estaba entretejiendo en aquel momento, It Follows.

Y es que la música de Disasterpeace, hasta aquel momento, estaba básicamente ligada al mundo de los videojuegos, como Fez o Shoot Many Robots (2012), o álbums musicales de estudio como  Rise of the Obsidian Interestellar (2011), donde asistimos a un trabajo electrónico que parece sacado de un videojuego de los años 80 con aquel sonido musical de 8-bits (por esa razón lo llaman artista chiptune), con melodías pegadizas y pasajes musicales muy sugerentes.

It Follows fue una de las sensaciones cinematográficas del año en el género del terror, de cocción lenta pero contundente, y donde la música de Disasterpeace fue, definitivamente, una parte de aquel viaje, consolidando la experiencia sensorial.

El compositor volvería a trabajar con el director en el thriller Under the Silver Lake (Lo que Esconde Silver Lake, 2018) y un año después con el director J.C. Chandor en el interesante thriller de acción Triple Frontier (Triple Frontera, 2019), producción de Disney donde nos encontrábamos a nombres como Oscar Isaac o Ben Affleck.

It Follows – Terror Musical Implacable

La música compuesta por Disasterpeace para It Follows se establece, básicamente, en torno a tres temas que impregnan de un color musical maravilloso a la película, y que van desde lo sugerente e hipnótico hasta lo más terrorífico. Es un protagonista más junto con la historia, la fotografía, los escenarios o la dirección (hay movimientos de cámara que son de lo mejor que he visto en una película de terror en años).

El magnífico arranque de la película, uno de los mejores del género en 20 años, contiene los dos temas principales de la banda sonora que acompañarán a nuestros protagonistas durante este viaje terrorífico. El primero de ellos podría decirse que es un tema agobiante y amenazante, que transmite peligro, reflejo del horror que viven los «maldecidos».

Es un tema de persecución implacable, terrorífico, que describe perfectamente el ritmo de avance de esa «cosa» (lenta pero mortal), un ente que adquiere aspecto humano que va desde lo grotesco (seres humanos enormes o de rostros deformados) hasta rostros familiares para confundir al personal.

El estilo, salvando las distancias, recuerda a aquel terrorífico y agresivo motivo que compusiera Charles Bernstein para los ataques en The Entity (El Ente, 1982), una de las obras maestras del género del terror. El tema de Disasterpeace es menos agresivo y martilleante, pero sigue esa linea de crispación y violencia, aunque quizás más rítmico. Golpes electrónicos y percusivos van construyendo un ritmo de avance repetitivo y obsesivo, conforme la entidad maligna se aproxima para cobrarse la vida de los que han sido marcados por esta extraña maldición.

Heels es el corte que abre la película, y es toda una declaración de intenciones ante la fuga irracional de una chica que vemos en pantalla, en ropa interior y tacones. Huye de su casa a plena luz del día, la típica de cualquier barrio norteamericano de clase media, para volver de nuevo a por el coche y largarse, mientras vemos como cae la noche. La música refleja ese peligro que no vemos en pantalla pero que sabemos que está ahí, y que se acabará materializando, como sucede en la terrorífica escena de la playa (impactante la escena del cadáver de la chica).

Ese tema abre y cierra la película en el clímax final, Father, el enfrentamiento entre los chicos protagonistas y la entidad, plan mediante para tratar de batir al ser maligno. De una forma más extendida, Disasterpeace incorpora más capas en la misma línea rítmica para el enfrentamiento final.

Pero también lo encontramos en otras terroríficas escenas, como el genial Old Maid, la primera vez que Jay, la chica protagonista, sufre en sus carnes la persecución de la entidad maligna con forma de anciana (si exceptuamos la persecución post-coito donde se genera la maldición, recogida en el corte Anyone, con un tema opresivo donde baila esa esencia malévola pero sin concretarse aún ese tema).

Otra sonoridad o textura musical que se encuentra presente en los ataques de esa presencia maligna es una especie de zumbido o distorsión musical con tonos crispantes y estridentes, buscando perturbar y darle ese tono de pesadilla total que tiene ese ser implacable, bien acompañando a esa percusión rítmica de avance o a veces simplemente solo, como en el terrorífico corte Company.

Aquí, tras la persecución de la anciana en el instituto, Jay se refugia en la compañía de sus amigos y hermana en su casa, asustada y desconcertada. En un momento en el que se queda sola en su salón, la presencia entra en casa a por ella, tomando forma de través de una adolescente de rostro y trazas inquietantes.

El corte es siniestro y terrorífico, comenzando con una percusión seca donde parece querer arrancar el motivo de la persecución, pero que pronto da paso a un tema atonal que refleja el horror de la presencia sin melodía ni ritmo alguno, solo terror en esencia pura. Es una atonalidad que reina en muchas escenas de la película, como en el corte Doppel, donde asistimos a la primera escena real donde todo el grupo confirma con sus ojos la existencia de una presencia maligna invisible que está agarrando por el pelo a Jay.

Esa música tensa y siniestra, terror sin concesiones, que se apodera de los momentos de horror más puros de la película, como los comentados, el clímax final en Father (especialmente el tramo final, sumamente inquietante y perturbador por carecer de una explicación a lo que pueda dar lugar la resolución climática) o la tensa, terrorífica y desasosegante escena de la muerte de Greg (da para montar un buen debate).

El segundo tema lo encontramos tras la muerte de la chica del principio, recogido en el corte Title a modo de Main Titles. Es un tema sugerente e inquietante, un motivo que nos alerta de que algo no marcha bien, y de que algo va a pasar (o está pasando).

Tras la muerta de la chica, vemos una barriada de casas aparentemente normal y tranquilo, el típico barrio norteamericano, con planos amplios y solitario, sin movimiento, todo con una aureola de misterio y zozobra que potencia la música, como un elemento sumamente cómplice y que le da el tono musical que requiere la escena.

En la apertura del tema encontramos soniquetes electrónicos y un zumbido persistente, aparentemente estático, pero que comienza a modularse a través de varios registros, un poco carpenteriano, y aún más lo que le sigue, unas notas de piano apareciendo en pantalla, para sumarse a ese aire de misterio que flota en el ambiente. Con todos esos elementos aún tenemos uno más que dominará este leitmotiv, la aparición de una especie de voz fantasmagórica y retro-ochentera a través del sonido de un sintetizador que se convierte en el elemento principal del tema, perfecto reflejo de la presencia sobrenatural protagonista de la película.

Este tema, que con dos pinceladas musicales describe perfectamente el mood de la película, es muy sugerente y evocador, marcando perfectamente el tono de la misma.

El compositor nos ofrece este genial motivo (en mi opinión el mejor) en cortes como Detroit, cuando nuestros protagonistas van en coche buscando la casa del chico con el que Jay ha tenido relaciones sexuales (que resulta no ser su casa, sino un antro de sitio donde ya podemos ir observando pautas del horror que debió de vivir el muchacho), como en Lakeward, de nuevo a bordo del coche para ir a una cabaña que tiene Greg cerca del mar, o en el inquietante cierre final, Linger, que deja todo abierto y con las espadas en todo lo alto.

Este tema es la antesala del horror, y es utilizado para ir generando ese ambiente de misterio que, más que aterrorizar, te va envolviendo y azuzándote, que provoca que a cada paso que des mires en cada esquina, en cada pasillo, tras cada puerta… que te encoge el corazón y te provoca sudores fríos. No contiene elementos de horror, pero su presencia fantasmal y sobrenatural te predispone completamente.

El tercer tema es el único soplo de aire fresco que el compositor ofrece al espectador, y es un bello motivo para Jay, evocador y cálido, con texturas electrónicas que me recuerdan, y mucho, al Tangerine Dream de los 80 (precisamente escuchaba Canyon Dreams, un excelente trabajo de la formación alemana para un documental de Miramar, y el corte 3, Water’s Gift, tiene esas sonoridades musicales en las que imbuye Disasterpeace para el tema de Jay).

Este tercer tema aparece en el corte 3 de la edición discográfica de Milan Records (por cierto, con prácticamente toda la música editada y en orden cronológico), cuyo nombre es Jay, y sirve para definir con dos pinceladas la inocencia y dulzura de su protagonista, una inocencia que pronto se romperá en mil pedazos cuando descubra el resultado de acostarse con su novio).

También lo encontramos en el corte final, Linger, una pincelada a modo de End Credits, y en la parte final del corte Inquiry, cuando van en búsqueda del chico que le pegó la maldición para tratar de obtener información.

Es, por cierto, Inquiry uno de los mejores momentos de la película. La planificación de la escena es brutal, con una cámara girando los 360 grados, mostrando a Greg y Jay dentro del instituto donde estudió el noviete de la protagonista, preguntando en información para averiguar su paradero, pero también los pasillos que dan a ese cuarto, incluso los exteriores del mismo, con gente transitando, mientras la inquietante música que aparece en escena invade el espacio para hacernos patente el peligro, uno que acecha, una especie de pizzicatos electrónicos sinuosos, como con una especie de efecto de eco.

Ese mismo motivo vuelve a aparecer en Greg, de nuevo remarcando esa sensación casi alienígena y sobrenatural de un peligro inminente; Greg ha dedicado acostarse con Jay para tranquilizarla y ver que pasa, pensando que realmente no hay nada. De nuevo la planificación visual en pantalla es inquietante, con Greg haciendo vida normal, tomando algo con los amigos, sonriendo… pero la música nos dice que ALGO no marcha bien.

En el desarrollo del mismo tema, Greg acabará sellando su destino final con una muerte inquietante y malrrollera, más violenta por lo que supone la escena que vemos que por la muerte en si, de nuevo con una música siniestra y tétrica.

Finalmente destacar el esperanzador corte Pool, previo al clímax final del enfrentamiento entre nuestros protagonistas y el ser sobrenatural, piscina mediante. Como en el corte de Jay, el compositor se marca uno de los pocos cortes que no contienen tensión o elementos musicales siniestros, simplemente una bella y sugerente melodía que arroja quizás una pequeña esperanza para nuestros chicos,

Conclusión

It Follows permanece, con derecho propio, como una de las mejores películas del género de terror de los últimos años, especialmente por su brillante e inteligente puesta en escena y su ritmo de avance, cocinando a fuego lento los horrores para disfrutarlos con más intensidad, para que atrapen de verdad y se queden en tu subconsciente (algo poco habitual en el cine de ahora, con excepciones como Doctor Sleep).

Y es innegable e inevitable no citar a Disasterpeace (aka Richard Vreeland) como uno de sus máximos valedores. La experiencia visual se redondea con la sonora, es evidente; el compositor nació para hacer esa película, y el director lo sabía desde que escuchó Fez, donde por cierto encontramos abundante material musical precursor de lo que vendría en It Follows (como puedes escuchar en los cortes Forgotten, precursor de Jay, o Fear, donde encontramos esas texturas musicales ladinas, ambientales y siniestras de la entidad maligna).

Y recuerda, advertido estás… No Piensa… No Siente… Te Sigue

It Follows

  1. Heels (02:49)
  2. Title (02:17)
  3. Jay (01:28)
  4. Anyone (01:48)
  5. Old Maid (02:32)
  6. Company (04:12)
  7. Detroit (01:20)
  8. Detritus (02:18)
  9. Playpen (01:28)
  10. Inquiry (02:20)
  11. Lakeward (01:34)
  12. Doppel (05:25)
  13. Relay (01:52)
  14. Greg (03:28)
  15. Snare (00:59)
  16. Pool (01:35)
  17. Father (05:01)
  18. Linger (02:20)
Duración total: 44:46 minutos
Compositor: Disasterpeace
Sello: Milan Records
Formato: CD
It Follows