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Hangar 18

PósterPara que mentirnos; la tierna mirada de mi infancia, quizás ni diez años cumplidos (es decir, a mediados de los 80), provocó que el visionado de Hangar 18 me pareciera fascinante, permaneciendo en mi memoria en un lugar privilegiado, eso si, con cierta mesura.

Quizás ese final explosivo, o el tema del famoso Área 51 (donde se aloja el Hangar 18 de la Nasa donde dicen se ocultan los Ovnis hallados), fueran acicates suficientes para alimentar mi imaginación y el buen recuerdo.

Pero el horror, ese que siempre narraba H.P. Lovecraft en sus novelas, se presentó una noche de febrero del 2012 mientras revisionaba la película, encontrándome con un producto mediocre e irregular, un auténtico porro (y más que porro, todo un submarino como dicen los “expertos”).

Así que un mito se me calló (algo que por otro lado temía sucediese, para que mentirnos), y como ya ocurriese hace unos años cuando volví a visionar El Secreto de Joey (mayor horror todavía).

La excusa para revisitar Hangar 18 era refrescar y actualizar la película a los días de hoy (no te digo ná y te lo digo tó) y sobre todo, comprobar la calidad y oficio del siempre eficiente John Cacavas, compositor a reivindicar.

Hangar 18 – Ver para No Creer

Un incidente especial, durante el lanzamiento de un satélite desde un transbordador espacial, provoca que éste choque contra un Ovni, perdiendo la vida uno de los tres astronautas que controlaban la misión espacial desde la lanzadera.

A su regreso, ambos astronautas serán culpados del incidente, silenciando todo lo relacionado con el Ovni, y culpándolos de negligencia por la muerte de su compañero.

Por otro lado, el Ovni también entrará en el espacio terrestre, aterrizando en el suroeste de los EE.UU., siendo trasladado al Hangar 18, donde Gordon Cain, uno de los peces gordos de la Casa blanca (un siempre efectivo Robert Vaughn) ordena silencio total hasta que pasen las elecciones, para evitar que este asunto salpique la reelección del Presidente de los EE.UU.

Los astronautas, indignados ellos (no es menos, vamos) comenzarán una investigación sobre la verdad de los hechos que les irá llevando hacia el Hangar 18, mientras los científicos que investigan la nave espacial irán realizando una serie de inquietantes descubrimientos.

¿Suena bien, eh? Ojalá el final estuviera a la altura de todo lo que va ofreciendo la cinta (irregular de todas formas aún con eso). Pero el apresurado final manda al cuerno todas las propuestas interesantes de la película.

Para empezar, nos encontramos con una película que introduce elementos de thriller estilo Capricorn One, con escenas de acción bien rodadas, donde los astronautas son perseguidos por el Gobierno para evitar que la verdad salga a la luz, aderezándolo, en contraposición, con los descubrimientos de los extraterrestres y sus “intenciones”.

Pues bien, da la sensación de que la película, en el tramo final, se quedaron sin pasta (será que el sueldo de Robert Vaughn bien lo valía todo). Por un lado, hilan fino con los símbolos de la nave, diciendo que estaban en templos mayas y demás elementos históricos de la humanidad (pirámides), con todo tipo de mensajes y coordenadas.

Pero cuando por fin averiguan y descifran el inquietante mensaje, un aterrizaje masivo en la Tierra de un montón de naves (que a su vez provienen de una enorme nave nodriza), van y clausuran el acto cruelmente… se acaba la película con una explosión final y un epílogo con voz en off sobre que el misterio del hangar 18 sale a la luz y, consiguientemente, el fastidio de las elecciones del Presidente (Ooooooh… se siente).

Además, a mitad de la película se encuentran con una rubia que al parecer estaba en hibernación dentro de la nave (capturada “vete tú a saber pa que”). La chica es desinvernada y llevada al hospital para someterla a pruebas para averiguar algo sobre su estado, pero tras despertar en súbito grito, poco más volvemos a saber de ella (si recuerda algo, si la han sometido a pruebas…). ¿Si no te van a decir nada de ella, para que lo meten? Moraleja: Sino tienes nada mejor decir que el silencio… cállate.

Los F/X, por otro lado, son bastante cutres, en general, notándose un gran envejecimiento de los mismos (por no decir que ya eran bastante malos en su época, incluso Star Crash los tenía mejores, que ya es decir…), desde el diseño de la nave espacial hasta los efectos de cuando la misma aterriza en el desierto (ver para creer).

Se salvan un par de secuencias de persecuciones de coche, muy de la época, y sin efectos de por medio, donde hay algo de ritmo y por momentos te olvidas de la cutrez que es todo el conjunto.

Pero, en definitiva, una muy floja película de 1980 que pasó con más que pena que gloria (aunque el tiempo la ha convertido en una extraña cult movie de la serie B), y cuyo repentino final manda al cuerno todas las posibilidades argumentales de la cinta, como si todo hubiera sido un ensayo de guión sin rumbo. O eso, o se acabó la pasta, y hasta aquí llegamos.

Como curiosidad, también fue conocida como Invasion Force, y en su estreno televisivo conoció un final alternativo, del que apenas he podido encontrar nada (aunque cuando la vi de pequeñito recordaba, o eso creo, que el platillo llegaba a despegar… vete a saber).

John Cacavas – Breve Píldora Biográfica

Compositor norteamericano cuya carrera tuvo un enorme fulgor en los 70, especialmente con sus incursiones en la saga de Aeropuerto, ofreciendo dos brillantes trabajos sinfónicos para Airport 1975 (1975) y Airport’ 77 (1977), especialmente en la segunda, donde construyó un tema central apabullante.

Su inicio en la composición tendría lugar con la curiosa Horror Express (Pánico en el Transiberiano, 1972), coproducción británica y española, donde nos encontramos a Peter Cushing, Christopher Lee y Telly Savallas (gran amigo del compositor) en el reparto, dirigido todo ello por el español Eugenio Martín, y donde John Cacavas ofrece una curiosa (y a ratos experimental) partitura para este clásico español del terror y el fantástico, que Quartet Records ha reeditado recientemente.

Otro hit en la carrera del compositor sería The Satanic Rites of Dracula (Los Ritos Satánicos de Drácula, 1973), una de las mejores obras del compositor, una espectacular partitura recientemente editada por Buysoundtrax para una de las últimas incursiones de Mr. Christopher Lee como el Conde Drácula.

Pero su carrera acabaría encauzada hacia el mundo televisivo, donde triunfaría en series como Kojak (1973-78), con un brillante tema central, Columbo (1989-91), Hawaii 5.0 (1977-80), ABC Weekend Specials (1979-83), Matlock (1986-1991) así como en las series y películas televisivas de los 80 de The Dirty Dozen (1987-88), el drama bélico Jenny’s War (1985) o la adaptación del clásico de H.G. Wells en la televisiva The Time Machine (1978) .

Destaca su labor como re orquestador y arreglista de todo tipo de trabajos, con producción no cinematográfica propia, e incluso pinitos como escritor de libros (desde los que hablan de la música en si misma, hasta la novela narrativa, con una curiosa historia de ciencia ficción llamada A Song for Lynbidium).

Hangar 18 – Breve Análisis del Score

John Cacavas abre la película con un espectacular y épico motivo central, en la línea sinfónica de la época, donde una fanfarria sustentada en las cuerdas y los metales se alza poderosa, mientras en pantalla vemos como el transbordador espacial va camino de su misión, monitorizada a través de los equipos de la Nasa. Es un derroche sinfónico realmente espectacular, de esos de los que hoy día no encontraríamos en el 99$ de la serie B actual.

El compositor recupera ese motivo, brevemente, y sin llegar apenas a enunciarlo, en el aterrizaje del transbordador, aunque donde realmente vuelve a brillar es en la parte final, donde el gobierno traza un plan de acción para destruir el Hangar 18, impactando una avioneta cargada de explosivos. Aquí, el compositor ofrece una versión siniestra y oscura del motivo central, en clara alusión al plan urdido para hacer desparecer cualquier rastro de existencia del Hangar 18.

Por el medio, encontramos un tema de acción recurrente, sustentado de nuevo en un brillante uso de las cuerdas y los metales, para las persecuciones de los dos astronautas por carretera, especialmente la del camión cisterna, con un excelente clímax musical para el lanzamiento de la bengala. Sin lugar a dudas, y junto con el motivo central de apertura, dos de los mejores momentos del score de John Cacavas.

También tenemos música misteriosa para las escenas en las que los científicos entran en el platillo a investigar, o algunas pesquisas que siguen los astronautas, breve cortes que ambientan perfectamente el misterio de la historia, y con música muy de la época.

Y finalmente, un maravilloso y magnífico coda final, con repuntes épicos sobre los metales, donde las cuerdas (unos maravillosos violines), enuncian una sugerente melodía que acompaña a los créditos finales, a modo de cierre y como fin de esta aventura terráquea-espacial, y donde una pequeña figura musical de tres notas recurrente en algún momento de los end credits me trajo a la memoria un pequeño déja vú del Logan’s Run de Jerry Goldsmith.

En éste enlace tienes el Main Title y los títulos finales de la película de Hangar 18, donde la calidad de sonido e imagen (especialmente la imagen) son algo irregulares, pero que sirve como un buen botón de muestra para valorar el trabajo del compositor.

Conclusión

Quizás la oscuridad de la película (pese a su consideración de cult movie de la serie B) propicie que el score no llegue nunca a ver la luz, o que los masters estén perdidos, o incluso estropeados, quien sabe…

No obstante, en esta nuestra sección de Unedited (La Cara B), queremos destacar el buen hacer de un compositor como John Cacavas, que aún cuando las imágenes no eran realmente inspiradoras, se molestó en crear un score digno y espectacular por momentos, que bien merecería una más que justificada edición.