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Género
Thriller
Lo mejor
No molesta en la película
Lo peor
No añade, solo es simple acompañamiento, y a veces ni eso. Una lástima no haber tenido una partitura a la a altura de la película

Gone Girl

2014

Probablemente, y en mi humilde opinión, estemos ante una de las mejores películas del año (sino la mejor), donde David Fincher, sin contar nada nuevo, rueda un brillante thriller cargado de críticas mordaces y humor negro, muy hitchcocktiano por momentos, y donde la pareja protagonista (quien me lo iba a decir a mí con el Affleck) da un recital interpretativo, apoyado en el brillante guión de Gillian Flynn (autora también de la novela).

Todo es brillante, de principio a fin, un excelente conjunto final donde lo único que falla es no tener a un compositor que ofrezca una partitura brillante que se una a este magnífico tour de forcé, aunque, vaya por delante, lo mejor que se puede decir del dúo Reznor-Ross es que su música apenas es intrusiva ni llega a molestar en exceso (lo que no sabría decir si es bueno o malo…).

Gone Girl – Génesis

El libro de Gillian Flynn empezó a tomar cuerpo como proyecto cinematográfico allá por 2011, siendo la propia autora la escritora de un guión donde asomaba la actriz Reese Whiterspoon como protagonista.

El proyecto comenzó a tomar forma y los caminos de Flynn y Fincher se cruzaron, permitiendo éste último que el guión de Flynn (quien mejor que la propia autora de la novela) fuera la piedra angular del proyecto.

Varias conversaciones entre director y guionista-escritora fueron perfilando el guión final (algunas escenas se reescribieron varias veces, otras permanecieron sin alteración alguna desde el comienzo), y a la vista de los resultados, ambos se entendieron perfectamente.

Eso sí, según se comenta, fue la propia escritora la que puso como imposición la presencia de Ben Affleck, de quien Fincher habló maravillas alabando su sentido del humor (a la vista de los resultados finales, y siendo un gran detractor de Affleck como actor, hay que darle la razón a guionista y director).

El resultado final es uno de los thrillers más brillantes rodados en los últimos diez años, y sin lugar a dudas, una de las mejores películas del 2014.

Gone Girl – Thriller Milimétrico

No quisiera caer en el Spoiler con este brillante thriller (merece la pena verse sin saber apenas nada), por lo que suelo avisar previamente (para que nadie se lleve a engaños). En principio, como la banda sonora objeto de análisis es bastante insípida y anodina, con algún repunte puntual, y con una indolente falta de estructura y desarrollo, me es fácil hacer un comentario simple sin entrar en excesivos matices.

Dicho esto, simplemente comentar el hilo argumental básico, las virtudes la película, y el único defecto de la misma (vaya por delante, es la partitura del dúo sacapuntas, así nos lo quitamos de en medio ya).

La película comienza con un interesante misterio; Nick Dunn (brillante Ben Affleck) despierta la mañana del quinto aniversario de su esposa Amy (otra no menos brillante Rosemund Pike) con la sorpresa inquietante de que su mujer ha desaparecido, y que su casa arroja síntomas de cierta violencia en el salón.

La policía comenzará la investigación, descubriendo una serie de pesquisas que poco a poco irán teniendo su punto de mira en Nick (problemas financieros, una póliza de seguro recientemente incrementada…), quien también esconde una serie de misterios que comienzan a arrojar dudas sobre la figura del marido.

Los padres de Amy y el foco mediático también irrumpirán en escena, complicándose todo sobre manera, donde la búsqueda de Amy del pueblo en el que vive Nick se convertirá, poco a poco, en una cazería mediática contra el marido.

Nick solo encontrará apoyo en su hermana, quien también comienza a tener sospechas y dudas por las no poca contradicciones y mentiras que oculta su hermano. ¿Cuál es la verdad que se oculta tras la historia de Amy?

Pues Fincher plantea un excelente viaje cinematográfico a los infiernos de una joven pareja que, finalmente, no solo desentramará el misterio (que acabará siendo lo menos importante), sino que nos ofrecerá un carrusel de emociones y de situaciones magistral, pero siempre con un sentido y una construcción milimétrica, sin dejar llevarse por el todo vale o el efectismo barato.

Y la primera baza que juega a favor de ello es la mirada cínica y ácida con la que Fincher y Flynn diseccionan varios aspectos de la película. La primera, la dificultad de convivir con alguien, máxime cuando se trata de tu pareja.

Estamos ante una joven pareja de triunfadores que no quieren caer en los tópicos, que quieren vivir el momento, ser diferentes, disfrutar sin pensar en el futuro ni mirar al pasado. Pero, tras dos años de convivencia, la rutina y una crisis galopante comienzan a poner a prueba a la pareja. Y comienzan a conocerse de verdad (es lo que tiene vivir bajo el mismo techo).

La pérdida de los dos empleos por parte de los protagonistas (mención aparte para el sustancioso préstamo que Amy hace a sus padres en esos momentos, pecata minuta comparado con la consola que se compra Nick para jugar…) agrava la situación, poniendo a prueba a la pareja (tan real como la vida misma).

La felicidad tiene fecha de caducidad (siempre la tuvo, como la tristeza); solo hay que volver a “comprar” el producto para volver a disfrutar de ello (¿verdad Nick?), o renovarse/reinventarse para hacer frente a la maldita rutina.

Por otro lado, tenemos el foco mediático, el mayor productor de mierda audiovisual del planeta, capaz de vender en el mismo pack a su madre e hijos para obtener el mayor rating de audiencia. Director y guionista de despachan a gusto de una realidad tan gris como nauseabunda; el buen periodismo es cosa del pasado, una especie en extinción, capaz de echar a los leones a cualquiera (sea culpable o no) para ser los primeros en dar la noticia.

Uno de los principales problemas de Nick será el linchamiento mediático al que es sometido (aunque una serie de errores propios funcionarán como el mejor acelerante posible para el incendio en el que se mete él solito).

Además, y sigue sumando, critica esa faceta que comúnmente denominamos como lo “políticamente correcto”, es decir, el quedarbien. Y Nick lo borda, lo que provoca no pocos errores (ese estúpido selfie, la bobalicona sonrisa en la foto de prensa junto al cartel de buscando a Amy…). Incluso Nick se justifica delante de sus suegros y demás seres pululantes cuando habla de que su madre siempre le enseñó a tratar bien y ser respetuoso con todos (algo que observamos cuando, casi sonriente, aunque condescendiente, saluda  a todos aquellos con los que se cruza en el grupo de ayuda para encontrar a Amy).

Entroncando un poco con ese aspecto, también nos encontramos con cierta frialdad, o más bien diría “falta de empatía necesaria”; tenemos un personaje políticamente correcto que no conecta con el público y al que la prensa ha vapuleado, lo que le coloca en el disparadero, y nada ayuda ese semblante entre estoico y bobalicón de Nick (hay que anotarle el tanto a Ben Affleck). La figura del falso culpable (o falso inocente, según miremos) nace de forma cuasi espontánea y natural (no diré nada más a éste respecto, que hable la película por él), y eso es también una excelente característica que dominaba perfectamente Alfred Hitchcock.

Podríamos hacer una tesis con muchísimos aspectos relacionados con la película (desde temas relacionados con clases sociales hasta el de la manipulación/chantaje emocional o las falsas apariencias, mucho más allá del simple apunte realizado sobre Nick Dunn).

Y todo ello de la mano de dos grandes talentos, uno que dirige, David Fincher, la otra que escribe, Gillian Flynn, arropados por muchos excelentes profesionales, desde los editores y la fotografía, hasta el resto de plantel de secundarios, donde destaca la presencia de Neil  Patrick Harris o Kim Dickens. Todo funciona perfectamente, con la maquinaria engrasada.

Nada es lo que parece (¿o sí?) en éste excelente thriller donde el ritmo narrativo no decae a lo largo de sus dos horas y media (he visto películas más cortas que son auténticos suplicios), y donde la realidad es implacable, dura y demoledora.

Bienvenidos al Universo Fincher.

Trent Reznor y Atticus Ross – Pasajeros de Fincher

Desde The Social Network (2010), ambos compositores forman parte del universo cinematográfico del genial director David Fincher (salvo en su gusto musical, poco se le puede reprochar). Y contentos deberían estar de que haya sido así, pues gracias a él poseen un Oscar por dicha partitura (por cierto, no poco polémico, vamos…).

Pero tampoco quisiera ser hiriente en exceso; hubo una época en la que Fincher trabajó con grandes compositores como Elliot Goldenthal (en Alien 3), como David Shire (en Zodiac), como Alexandre Desplat (en la brillante The Curious Case of Benjamin Button) o como Howard Shore (en The Game, The Panic Room y Seven, quizás con quien mejor llegó a entenderse). ¿Por qué se alejó de ellos? Bueno, el tono de sus tres últimas películas quizás sea más para una música más próxima a Trent Reznor y Atticus Ross, música moderna y electrónica, ambiental y neutra, sin más.

Bueno, quizás… Gone Girl daba para más, para mucho más, sinceramente. Un excelente compositor podría haber encontrado un vehículo magistral para lucirse y contribuir a la historia, encontrando el tono musical para la bilis y mala ostia de la película, así como los elementos más de thriller o dramáticos (en cuanto a The Girl with the Dragon Tattoo no opino pues es la que me falta ver de él, y The Social Network molesta el Oscar, pues es injusto a todas luces, independientemente de que quede bien o no con las  imágenes).

Es una lástima, sinceramente, y pese a que la música no molesta (no es intrusiva) adolece de un discurso narrativo, limitándose a envolver el producto final (con más o menos acierto), sin añadir en exceso nada o prácticamente nada (se salvaría el Sugar Storm y poquillo más).

Pero en Enero del 2014, Fincher tenía claro que ellos serían, nuevamente, el dúo compositor. Que se le va a hacer… nadie es perfecto (¿o sí?).

Gone Girl – Aproximación Temática

Por momentos, me atrevería a decir que la música de Reznor y Ross funciona como discos de música electrónica que se colocan a lo largo de las imágenes a las que acompaña como función de acompañamiento, a veces con cierto sentido (otra cosa es que juzguemos que este hecho con buen o mal estilo, o simplemente con un estilo inexistente).

Si es cierto que mucha de la música compuesta (hora y media) es música intercambiable en todo tipo de discos de música electrónica, incluso a lo largo de la película, pero la diferencia entre, por ejemplo, Vangelis y Tangerine Dream y el dúo Reznor-Ross es que los primeros tenían más “sentidiño” cinematográfico, en mi opinión.

De Vangelis solo hay que escuchar los temas de Blade Runner, Chariots of Fire, Antartica o 1492, y de los segundos, solo por nombrar unos pocos, las geniales Firestarter, Sorcerer, Legend (prefiero el Goldsmith) o The Keep. Todas ellas ofrecen una estructura temática, o al menos, momentos memorables donde casi toda la música se ajusta a las imágenes.

Y si hay algún breve momento donde la música es “música de cine”, pero son tan pocos y tan sencillos/simples que para lo mismo tenías gente de más recorrido (carrera) y calidad para hacerlo mejor (y eso que salvaría 3 o 4 cortes por ser completamente vintage y ochenteros).

Lo dicho, una pena.

Gone Girl – Breve Análisis del Score

El tono musical de la partitura es introducido por el corte Whay Have We Done to Each Other? (que nos hemos hecho el uno al otro), apunte realizado en la apertura de la película por Nick y que sirve para iniciar el tortuoso viaje cinematográfico de la pareja al que nos someterán el dúo Fincher-Flynn.

Una pieza monotemática y homogénea que nos ofrece un tono sombrío y ambiental, sin más historia (sonido que recupera en el corte What Will We Do?), tono habitual en muchos momentos de la partitura, como en los cortes Empty Places (incluyendo su reprise) o el Background Noise, que acompañan al personaje de Nick durante el primer tramo de la película.

Si destaca (sin alardes, eso sí) el bonito y primer beso romántico visto en pantalla (cortesía de Fincher), acompañado de un “bonito” tema, sin más, en el corte Sugar Storm (que ofrece un posterior reprise) y que supone la consolidación romántica de la pareja (un aspecto que tendrá posterior juego en los acontecimientos posteriores).

Sugar Storm es una pieza juguetona y de tono más optimista (en el reprise encontramos hasta el sonido de un arpa, quizás modo de ecos del pasado), y quizás de lo poco destacable en la partitura, y si me apuras, poquito más (sí, hay algo más, pero la más importante es ésta).

Y luego comienza el carrusel de música entre ambiental, de suspense o rítmica, o todo ello a la vez, sin más, metiendo toda clase de soniquetes y recursos musicales, muchas a veces a forma de ostinato, otras para “llamar la atención”, pero casi todo ello con un escaso sentido musical o cinematográfico, “pintando” en bruto, sin más.

Aún con esas, lo mejor que puede decirse de la partitura es que no molesta, que no es intrusiva; no te saca especialmente de la película (a diferencia, por ejemplo, de los Batman de Zimmer, o las dos primeras entregas de Piratas del Caribe, de las otras dos no puedo hablar).

Por ejemplo, el dúo ofrece un motivo para Amy y su desaparición, que lo encontramos desarrollado en Technically, Missing, corte de casi siete minutos de tono rítmico e intenso por momentos, donde el dúo ofrece un motivo que aunque  luce algo en pantalla no es más que simple acompañamiento. Still Gone recapitulo dicho motivo, rebajando ese tono rítmico e incrementando algo más la tensión a través de un ritmo pulsante.

Hay un buen par de momentos rítmicos, especialmente Procedural (Proceso), con un tono muy Tangerine Dream, muy ochentero, uno de esos cortes que, por cariño sentimental, salvaría del conjunto final, y que acompaña al proceso de búsqueda de Amy. Es muy rítmico y acompaña especialmente bien a las imágenes (como lo podría haber cualquier pieza rítmica de la popular formación alemana…).

También destaca algo The Way He Looks at Me (uno de los mejores temas del año según la revista The Rolling Stone), donde un ritmo percusivo, acompañado de punteos y una especie de sonido de trompa (quizás procesado), configuran un corte rítmico para uno de los puntos de inflexión de la película.

En cuanto a Clue One y Clue Two, estos dos cortes hacen referencia a las pistas que Amy deja en su quinto aniversario a Nick para su “regalo” de aniversario.  Son dos cortes rítmicos y resultones, especialmente el segundo, sin más historia, que sirven de acompañamiento a las indagaciones de Nick.

Además, en algunos cortes percibimos un toque musical próximo al trabajo de Angelo Badalamenti para el Universo de David Lynch (como, por ejemplo Twin Peaks), especialmente Like Home, un corte que bien podría firmar Badalamenti, aunque sin tanto recargo, mucho más suave y etéreo (Reznor se ha declarado en varias entrevistas un fan de David Lynch).

Just Like You ofrece otro momento interesante a partir del minuto 2, donde un piano construye una bella y contenida melodía (lástima de idea que el dúo no vuelve a recuperar en ningún momento de la partitura, arrojándola prácticamente al retrete).

En Appearances se repite la estructura temática de los dos primeros minutos del corte Just Like You, de forma rítmica y con ese tono pulsante retro, recordando un poco a los ochentero (se trata de un tema asociado a la pareja en sus comienzos), así como en Secrets, un tema más rítmico donde el susodicho motivo suena de forma menos reconocible y más deformado.

Finalmente, destacar dos cortes más; el rítmico y tenso Perpetual, donde todo tipo de sonoridades (a medio camino entre sonidos telefónicos, alarmas y afines) construyen un marchamo de avance que nos lleva al minuto 1 y cuarenta a una fase de piano “incrustada” donde recupera el tema de Background Noise.

Y para terminar, el tema más intrusivo y tenso de la partitura, Consummation (recapitulado en la parte final del extenso e insípido corte At Risk), el clímax salvaje de la historia principal de la película (a falta del capítulo final / epílogo, ese brillante y malicioso cierre final, duro y realista), el momento más violento, y donde el dúo construyen un corte musical sustentado sobre un motivo que se repite una y otra vez, subiendo el sonido, y que fuera de las imágenes genera mucho malestar sonoro, para que mentirnos.

Un ritmo percusivo y una marea musical creciente y ensordecedora que alcanzan su clímax musical (vamos, que sube el volumen a tope…) en el momento más salvaje y violento de la escena (por momentos me recuerda a cierto thriller erótico de los 90 que no quiero mentar, y en las antípodas musicales de lo que hizo el Maestro de la coleta).

En Conclusión

Por lo pronto, la partitura de Gone Girl se ha colado en la fiesta de los globos de oro, y amenaza con hacer lo propio en los Oscar.

Si ponemos el Oscar como un criterio de excelencia (entrada de risas enlatadas, por favor), el criterio de nominación debería servir de filtro, evitando que entrase a ser candidata a los Oscar (de igual manera, podrían y deberían entrar, por este criterio, o al menos optar en mejores condiciones, partituras como Maleficent, The Hobbit: The Battle of the Five Armies o A Million Ways to Die in the West). Pero como no es así, y desde hace ya demasiado tiempo, pues a temblar y esperar.

Si, en las imágenes queda bien y no molesta, pero una partitura debe ser algo más que una simple compilación de música electrónica sin excesivo criterio, sinceramente, y pese a que se puede salvar algún tema, el conjunto final es tan insípido como poco inspirado. ¿Es lo que buscaba Fincher? Puede… Si es así, a buscarse nuevos socios, o volver a Howard Shore, al menos tendrá un compañero de calidad.

Por lo demás, tan funcional con las imágenes como olvidable fuera de ellas (incluso un poco tostón, con cerca de 90 minutos de música). Una lástima, esta película merecía una banda sonora a la altura.

Gone Girl

  1. What Have We Done To Each Other?
  2. Sugar Storm
  3. Empty Places
  4. With Suspicion
  5. Just Like You
  6. Appearances
  7. Clue One
  8. Clue Two
  9. Background Noise
  10. Procedural
  11. Something Disposable
  12. Like Home
  13. Empty Places (Reprise)
  14. The Way He Looks At Me
  15. Technically, Missing
  16. Secrets
  17. Perpetual
  18. Strange Activities
  19. Still Gone
  20. A Reflection
  21. Consummation
  22. Sugar Storm (Reprise)
  23. What Will We Do?
  24. At Risk
Duración total: 86:42 minutos
Compositor: Trent Reznor & Atticus Ross
Sello: Columbia Records
Formato: CD, Descarga digital
Fecha de lanzamiento 2 de Febrero de 2014
Gone Girl