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Género
Terror
Lo mejor
El manejo de Velázquez en un género al que estaba poco habituado hasta ahora, pero en el que ha sabido encajar sus grandes dotes como melodista
Lo peor
Por culpa de la poca repercusión de la película (muy apreciable, por otra parte) no se conozca más este gran trabajo del compositor

El Mal Ajeno

2010

Fernando Velázquez ha necesitado poco tiempo para dar a entender al cine español que lo suyo va en serio. Me recuerda su historia, salvando las distancias del tiempo y el espacio, a la de aquel Basil Poledouris que estudió cine junto a George Lucas, Randall Kleiser o John Milius, o a la del James Horner trabajando en la escuela de Roger Corman compartiendo “pupitre” con James Cameron o Ron Howard. Él lo ha compartido con Daniel Sánchez Arévalo, Juan Antonio Bayona, Koldo Serra, o Oskar Santos, algunos de los cuales se presentan como el presente y el futuro del cine español, y con los que Velázquez tiene una relación especial. La de la confianza.

El último de los directores de cine mencionados, Oskar Santos, es el responsable de El Mal Ajeno, una cinta a medio camino entre Hospital Central y El protegido, protagonizada por un fantástico elenco de actores capitaneado por Eduardo Noriega, cuyo carisma y talento son capaces de sostener por si sola la credibilidad del film. La música es diferente a lo que hasta ahora habíamos escuchado del compositor vasco. Su aptitud en el género del terror había quedado demostrada con scores como los de El Orfanato, o Escalofrío. Pero era momento de demostrar esa sabiduría en un drama fantástico como El Mal Ajeno.

Principalmente porque en el deber del compositor reside una de las parcelas más importantes de la película: dar credibilidad a una mezcla tan difícil como la fantasía dramática, donde no es difícil pasarse en cualquiera de los dos sentidos. Velázquez no tiene ese problema. Y ese es el gran triunfo de su música para El Mal Ajeno. Pero además, y como ya nos tiene acostumbrado, escribiendo buena música, que para eso se le ha brindado la ocasión. La suya, es la combinación perfecta de un aplicado cineasta, un considerado músico, y un aventajado comunicador. Y por eso da la sensación, cuando tan solo hemos escuchado un puñado de trabajos de él, y cuando cuenta con poco más de una treintena de años, de que estamos ante algo distinto.

En España ha habido y hay muy buenos compositores. Han existido Antón García Abril, José Nieto, Alberto Iglesias, Ángel Illarramendi, Roque Baños, todos ellos de un nivel “internacionalizable”. Pero ninguno de ellos ha sido a este país lo que George Delerue, Maurice Jarre o Alexandre Desplat a Francia, Ennio Morricone, Nino Rota, o Dario Marianelli a Italia, o Hans Zimmer, Klaus Badelt o Harald Kloser a Alemania (aunque no sea lo mismo, lo se). Si no fue con los anteriores, que de sobra lo hubieran merecido, y algunos aún lo intentan, no hay mejor ocasión para que lo sea con Fernando Velázquez.

Un talento puro para componer música de cine. Un niño de los ochenta que creció, según sus propias palabras, con Los Goonies o Regreso al futuro, y Cinema Paradiso o La Misión, y que es además un excelente escritor para los instrumentos de la orquesta, a la que sabe dirigir como si llevara tiempo haciéndolo, y que además ama el cine. Él asegura que escucha música de todo tipo, y entre esos, en una entrevista dejó entrever que había aprendido mucho de Queen. ¡Que Dios bendiga a Freddie Mercury entonces!.

Pronto sonará a Fernando Velásquez

Lo de la cita de Queen no es mentira. Salió publicado en varios periódicos del grupo Correo. Lo leí justo después de saber que se haría cargo de la música de El Orfanato, cuando él estaba en el anonimato. No había escuchado nada de Fernando Velázquez, y cuando leí lo del guiño al grupo británico no se que pensé, pero estaba muy equivocado. En el cine, viendo la película de Bayona, esto me sonaba a Goldsmith y aquello a Herrmann, lo que hacía presagiar algo bueno, porque si además de a Queen tenía a esos dos como referencias, íbamos por buen camino. Luego llegó esa escena del final, y un hermoso tema dejó en silencio la sala.

Desde entonces y hasta hoy, todo han sido sorpresas agradables con Fernando Velázquez, entre ellas la de comprobar en persona que es tan bueno componiendo como humilde y simpático en el trato, y que es probablemente el único compositor de cine del mundo que sabe de la existencia de un pequeño pueblo asturiano llamado Candás. Desde sus magníficas composiciones para diferentes películas, hasta su reciente contratación en Hollywood con la cinta Devil, producida por M. Night Shyamalan. Pero la principal de esas sorpresas, es la descubierta por un aficionado al cine y a su música: Fernando Velázquez hace cine, y este solo puede articularse a través de la emoción. Pronto, aquellas notas dejarán de sonar a Goldsmith y a Herrmann.

Emoción y fantasía

Esta bien sacar a colación lo de la emoción porque es un elemento relevante en el score de El Mal Ajeno, cuya banda sonora ha sido editada por el sello Quartet Records. La música compuesta por Velázquez puede ser englobada en tres bloques, de diferente extensión. El primero, en orden cronológico, es el de la música para Hospital Central, donde el piano y el ritmo pausado acarician la frialdad de los pasillos del centro sanitario, así como de la vida del médico protagonizado por Eduardo Noriega, un galeno asignado a la unidad del dolor, y que por lo tanto ha hecho de costumbre su diaria convivencia con los que más sufren. La música de Velázquez encuentra sentido en el comportamiento del protagonista, tantos años preocupado de no sentir pena por los que sufren, que ya no es capaz de sentir alegría por los que se salvan.

El segundo bloque, es el de El Protegido (otra vez Shyamalan). La película entra en fase de actividad paranormal, y el compositor se cuida mucho de no anticipar nada. En un momento concreto de la cinta, un fantástico tema de cuerda, apoyado por un ritmo sintetizado, cambia el guión musical hasta ese momento escrito, recordando al efecto pretendido por James Newton Howard para caracterizar la nueva condición de héroe de Bruce Willis en aquella película. No obstante, el balance del drama sigue siendo fundamental para Velázquez, y al optar por que éste sigua siendo el argumento principal de la música, concede credibilidad a la historia contada en imágenes. Precisamente en ese corte tipo “protegido” (en el disco, pista El mal ajeno, aparece íntegramente, y por primera vez el tema principal de la banda sonora, aún sin su desarrollo completo.

Finalmente, está el tercer bloque, que vamos a llamar simplemente el de El Mal Ajeno, porque es donde el score cobra sentido, ya que juega con su principal arma: la emoción. El manejo de ésta por parte de Velázquez es educadísimo, desplegando su capacidad melódica a través de un hermoso tema de tintes románticos y muy dramáticos. Su efecto es conmovedor, tanto dentro, como fuera de la película, y demuestra que las viejas fórmulas nunca dejan de funcionar. La música ablanda al espectador, al que hace entender antes incluso de que se produzca, el desenlace de la historia. Pero más aún, cierra el círculo con respecto al inicio de la partitura, dándole por tanto toda la cohesión que necesita, al llenar de calidez la pantalla, y que es todo aquello que a Noriega le faltó al comienzo. La música acompaña, por tanto, al protagonista en un momento de cambio, y desde su propio prisma, cumpliendo una función importantísima: compartir ese punto de vista con el espectador.

Ya me hago cargo yo

Y si lo dice Velázquez, es como para sentarse y estar tranquilos, o irse de vacaciones como Hitchcock durante la posproducción de Psicosis. El score del compositor español es a partes iguales, sensible, pero sentido, intenso pero sutil, y vibrante pero brillante. En él puede encontrarse una adecuada narración musical de un viaje que transcurre desde el dolor, a la emoción, pasando por todos sus estados musicales. Es una fantástica música de cine hecha con los integrantes de una excelente orquesta sinfónica de Euskadi, bajo la dirección de un magnifico narrador. La cuerda es en todo momento protagonista de ese viaje, que comienza en la soledad del piano y que termina en un abrazo de instrumentos.

Las bandas sonoras de Fernando Velázquez cambian siempre. Lo que escuchas al principio, es diferente a lo que escucharás al final, y esa es una de sus principales virtudes, porque el espectador no puede estar al principio como al final. Y ya que Alejandro Amenabar es productor de El Mal Ajeno, recordaré aquello que dijo una vez, para aplicarlo a la música de Velásquez, a toda su obra, de que lo más importante de una película es el final, hasta cuando el comienzo es malo. En el caso del compositor vasco, no obstante, lo bueno empieza de principio a fin.

El Mal Ajeno

  1. La Escala Del Dolor (4:51)
  2. ¿Dónde Le Han Disparado? (4:31 )
  3. Tu Eres Mucho Más Guapo (1:11)
  4. El Mal Ajeno (5:15)
  5. Entonces, ¿Por Qué Sigue Viva? (2:12)
  6. Ha Sido Por Tu Culpa (4:19)
  7. ¿Le Has Puesto Nombre Ya? (1:59
  8. Lo He Hecho Muy Mal, ¿No? (4:53)
  9. Él Me Curó (2:20)
  10. No Puedo Perder A Mi Niña (5:51)
  11. Ya Me Hago Cargo Yo (5:34)
  12. Ponle El Que Tú Quieras (2:49 )
  13. Final (4:51)
  14. I Will Run (4:01)
Duración total: 54:37
Compositor: Fernando Velázquez
Sello: Quartet Records
Formato: CD, Descarga Digital
Fecha de lanzamiento 9 de Abril de 2010
El Mal Ajeno