Análisis
Portada » Análisis » Dune
Género
Ciencia Ficción, Épico, Fantástico, Religión
Lo mejor
Las texturas musicales; capta magistralmente la épica y el misticismo de la novela de Frank Herbert. Es la mejor obra de Zimmer desde Interestellar.
Lo peor
Los cortes de acción, pese a tener todo el sentido del mundo a nivel temático

Dune

2021

La fascinación que produce esta nueva versión de Dune (2021) del director canadiense Dennis Villeneuve solo puede explicarse a través de la misma fascinación que provoca la novela de Frank Herbert, digno de análisis y de tesis.

Y de la mano de esa misma fascinación también podríamos hablar del pulso musical de un compositor intenso y entregado como Hans Zimmer, un habitual del director, y que se ha pasado a convertir en parte de la leyenda del nuevo Dune, y que le ha servido al compositor para reportarle su segundo Oscar.

Dune – La Versión de Villeneuve

Adaptar Dune es algo complejo, sumamente complejo. Su contexto geopolítico, aderezado de épica, misticismo y religiosidad, está ligeramente expuesto en el tablero de ajedrez de Villenueve. Pero sigue siendo una reinterpretación que por momentos roza la gloria, y en otros se queda lejos (incluso a veces mucho).

¿Por qué? Por la profundidad de las tramas y de las personajes, algo inabarcable para hacer una película, aunque se haga en dos partes, como es el caso. Una serie hubiera sido lo más adecuado, en mi humilde opinión.

La trama de la traición adolece sobremanera en la película, no roza ni la superficie del entramado del libro (la versión de David Lynch es mucho más certera en ello, y es una pena, porque es realmente un punto fuerte de la historia) y los Harkonnen pierden su perfidia y mala leche en esta versión, siendo fríos y simplemente malos-malísimos (Lynch si supo sacarle jugo a ese aspecto), algo que en la novela está francamente genial (son auténticas víboras).

El entramado geopolítico de poderes no está mal encaminado, y tiene una dirección acertada (es una gran adaptación), pero sin embargo su construcción narrativa pierda fuerza comparada con la excelente estructura  y complejidad de la novela. Pero no olvidemos, de nuevo, que esto es una adaptación, y que todo no puede ser plasmado como los fans del libro hubiesen querido.

También muchos personajes pierden su importancia en el desarrollo narrativo (como el Mentat Atreides, que se queda desdibujado, o el Mentat Harkonnen, que sin embargo en la versión de Lynch esta genial, un gran Brad Dourif), desapareciendo incluso un personaje Harkonnen de especial relevancia, Feyd-Rautha Harkonnen (quizás si aparezca en la segunda entrega, veremos). También se queda un pelín desaprovechado el papel del planetólogo y ecologista imperial Liet-Kynes (de nuevo mucho mejor en la versión de Lynch, interpretado por el gran Max Von Sydow), aunque aquí se le saque más jugo que a otros personajes.

Pero a diferencia con la adaptación de Lynch, Villeneuve redondea la experiencia de Dune; la hace más sólida y homogénea que la versión de 1984, aunque también es más fría. Y aún así, el curso de dirección del canadiense es descomunal, una auténtica obra de arte. A nivel técnico es una de las mejores películas jamás dirigidas y plasmadas en pantalla. Su acabado final (efectos especiales, fotografía, puesta en escena, el sonido, la banda sonora) es impecable.

En cuanto a las versiones televisivas, serían harina de otro costal, en concreto la miniserie de Dune (2000) y la de Children of Dune (Hijos de Dune, 2003), productos de su época que tienen su encanto y sus aciertos (y también sus defectos).

Dune es un cuento de épica y misticismo, lleno de alianzas y traiciones en la vertiente más clásica (por momentos incluso Shakesperiano), escrito allá por 1965 (fue el inicio de una saga de novelas del propio escritor) y que se une de la mano de otras grandes obras clásicas de referencia como la de Tolkien (incluso ha sido influencia directa, en mi opinión, en mucha literatura de ciencia ficción y fantasía que vino posteriormente como la mítica Game of Thrones de George R.R. Martin).

Todo está inventado. Todo está escrito. Pero lo importante es como nos lo cuentan, como nos transmiten la historia (el envoltorio). Y ese toque es lo que hace diferente todo. En este caso, es el toque Villeneuve.

Dune – Quien Controle la Especia, Controlará el Universo (Territorio Spoiler)

Los Atreides son designados para gobernar Arrakis, un mundo vital para la economía del Universo, donde se produce la especia, la sustancia más valiosa que existe.

Pero el Emperador y los Harkonen tienen pérfidos planes para los Atreides, quienes buscarán la alianza con los Fremen, el pueblo nativo de Arrakis, que cuidan del planeta y de su gente.

Intereses externos como la Cofradía o las Bene Gesserit pondrán aún más piezas sobre el tablero geopolítico de esta grandiosa obra, una de las mejores novelas de ciencia ficción de la historia (sino la mejor).

Villenueve sabe poner el foco de la historia en el joven Paul Atreides (un gran Timothée Chalamet), y su madre, Dama Jessica (una excelente Rebecca Ferguson), quienes tras la traición a la que someten a los Atreides, reflejada en el destino final de Leto Atreides (un siempre sobrio y solvente Oscar Isaac) tendrán que buscarse la vida en el desierto (Parte 2 en camino para 2023).

Los Fremen jugarán un papel vital (Javier Bardem se erige como el gran Stilgar, uno de los líderes Fremen, acompañada de la bella y exótica Chani, interpretada por Zendaya) en el apoyo de los Atreides contra los intereses del Emperador, la Cofradía y los Harkonnen con su plan para seguir explotando la especia y controlar el Universo (genial la interpretación de Stellan Skarsgárd como el Barón Vladimir Harkonnen).

150 minutos de auténtica épica, quizás no apta para todos los paladares, pero que ha resultado todo un éxito de taquilla y crítica, y que ha obtenido 6 estatuillas de los Oscar de las 10 a las que estaba nominada, incluyendo el de banda sonora.

Dune – El Jovencito Zimmer

La epopeya del joven Paul Atreides no era ajena a la vida de por el entonces un joven chico alemán que, con 14 años, descubrió la novela de Dune, como afirmó en una entrevista.

En palabras del propio Zimmer, cuando era joven vio muchas películas de ciencia ficción que contenían partituras orquestales («con el sonido romántico y sinfónico de las orquestas europeas»). Eran películas de otros mundos lejanos, diferentes a los nuestros, pero cuya asociación musical era el sinfonismo.

¿Por qué? Se preguntaba Zimmer, ¿Por qué tenían que ser orquestales y no electrónicas? ¿Por que no utilizar sonoridades que reflejaran más esa modernidad y esa tecnología, esos otros mundos, esos otros seres, con sonoridades y texturas alejadas de las habituales, de ese sinfonismo?.

Cuando Villenueve vino con Dune debajo del brazo y le ofreció este trabajo, este respondió con un rotundo sí. Era un sueño hecho realidad, un jovencito alemán que se había convertido en un experto compositor de música de cine de reconocido prestigio y solvente, y que al fin veía como una de sus pasiones se materializada antes sus ojos.

Dune es probablemente uno de los mayores retos del compositor, y para el que escribe, probablemente una de sus mejores obras del presente siglo, uno de sus mejores trabajos junto con Interestellar, InceptionWonder Woman.

Dune – El Color Orquestal y las Texturas Musicales

Si abordar cinematográficamente Dune es una brutalidad y un reto a la altura de pocos directores o cineastas, el apartado musical va en esa misma línea. Sin ningún género de duda.

Allá por 1984, un joven David Lynch se embarcó en este proyecto con gran ilusión y energía, dándole un toque personal que convertía esta adaptación en todo un espectáculo visual fascinante. Pero aquello fue el principio del fin de la carrera comercial de Lynch, quien no volvió a dirigir ninguna gran producción. Daría para hacer una tesis.

Aunque fue un fracaso comercial, el Dune de 1984 ha quedado como una película de culto, mucho mejor adaptada de lo que muchos creen, y en mi opinión, muy reivindicable (para mi es un clásico, con sus virtudes y defectos). El tiempo ha puesto en su lugar el buen trabajo de Lynch, aunque incluso este reniegue de ello.

De lo que no hubo duda alguna, o en eso hay un consenso generalizado, es acerca de la composición musical deToto para la partitura (donde Brian Eno aportó su Prophecy Theme). Con un tema épico y potente, de tono orquestal pero abrazando de alguna manera un toque moderno tirando a rock, Dune se convirtió en una excelente partitura, todo un clásico de los 80.

El Dune de Toto, en opinión de este servidor, es mejor que el Dune de Zimmer en cómputos globales, pero es también justo decir que aquí entra un componente emocional y subjetivo por haber crecido en los 80 (también es de justicia reconocer el buen hacer de los compositores Graeme Revell o Brian Tyler paras las miniseries televisivas de principios de siglo, ambos con buen criterio y atino)

Ambas son bastante distintas, pero comparten un fuerte nexo de unión; la mística y el sonido del desierto. En eso, las dos han dado en el clavo, y probablemente Zimmer se lleve aquí el gato al agua.

El color orquestal, en cuanto a texturas y sonoridades, es de 10, espectacular. En la película brilla con una intensidad maravillosa, envolviendo todo a su paso, con música sugerente y evocadora.

Especialmente el tema de la visiones de Paul y la música asociada a Arrakis (desierto / fremen / Gusanos) es de una exquisitez como muy pocas veces se ha visto en años en el cine. Y no ha hecho falta una gran orquesta, simplemente tener las ideas claras y dar con los instrumentos y las sonoridades adecuadas.

Se ve, y es una opinión personal (aunque creo que bastante fundada), que Zimmer se lo ha tomado muy en serio. Su amor por Dune se ve reflejado en su música, tanto que ha dado para hacer mucho más que una banda sonora. Por un lado tenemos un disco doble llamado The Dune Sketchbook, que es, dicho por Zimmer, un “disco inmersivo para profundizar en la música de Dune” y por otro lado lo que podría denominarse una “segunda banda sonora alternativa” en el disco The Art and Soul of Dune. Casi ná…

Por su supuesto, parafraseando a Paco Umbral, aquí hemos venido hablar de Dune, pero de la banda sonora original. Lo otro merecería capítulo aparte, y quizás algún día me atreva (sirva decir que lo he escuchado y me parece fascinante, al menos el Sketchbook), pero hoy no toca.

Ese amor se refleja, como ha dicho Zimmer en una entrevista en Vanity Fair, en la búsqueda y experimentación de sonoridades, a través de colaboradores como el músico y compositor Pedro Eustache, un virtuoso de los instrumentos de aire (duduk, flautas…) o la cellista Tina Guo, habitual del teutón.

Entre los músicos acreditados se encuentra también Chas Smith, una eminencia musical que destaca por la creación de instrumentos exóticos e imaginativos, cuyas sonoridades generan texturas musicales diferentes y novedosas que sirven para obtener sonidos originales y diferentes (como la escena del atentado nocturno contra Paul Atreides en el Palacio de Arrakeen).

Y otro recurso que explota magistralmente es la voz humana, o voces, donde se ha rodeado de excelentes vocalistas para conseguir sonidos que van desde lo desgarrador a lo onírico, pasando incluso por lo perturbador o terrorífico.

Dune – El Heraldo del Cambio (Análisis Temático)

Si algo hay en Dune es un cambio continuo y progresivo. Todo esta en constante movimiento, en continuo avance, y aún con la presciencia de algunos personajes, de sus visiones, el cambio ofrece todo tipo de alternativas y posibilidades, y muchas de ellas imprevisibles e indetectables. Ver el cambio no sirve para anticipar la consecuencia, sino para prever las posibilidades.

Dune – El Heraldo del Cambio

La toma de poder de Arrakis por los Atreides era un caramelo envenenado, algo que no les era ajeno al Duque y sus hombres, pero era su deber aceptar el cambio, abandonar Caladan y tomar posesión de su nuevo feudo por mandato del Emperador. Y aún sabiendo de la traición, el cambio era inevitable.

El plan de la traición, urdido por los Harkonnen, permitido por el Emperador y consentido por la orden de las Bene Gesserit estaba destinado a traer otro cambio, uno planificado pero de consecuencias indeterminadas para los conspiradores.

Y en cuanto al joven Paul y la Dama Jessica, ambos son piezas de una relevancia desconocida por todos los actores del plan, especialmente Paul, quien está destinado a ejercer un cambio, uno real, uno que puede alterar el destino de toda la galaxia, de todo el Universo. Es el destino de Paul, también conocido como Muad’Dib (el apodo puesto por su nuevo pueblo tras la traición, los Fremen), como el Lisan Al-Gaib (el profeta de la profecía) de los fremen, o como el Kiwsatz Haderach (el camino más corto) de las Bene Gesserit.

Todos estos actores intervinientes están sujetos a una trama geopolítica de dimensiones sociales, religiosas, económicas, políticas y ecológicas que excede a todos los protagonistas y de los que Paul comienza a tener conciencia a lo largo de toda la novela de Dune (el Agua de Vida), con un tapiz magistral de tramas realmente complejo y denso.

En términos musicales, abordando la cuestión que nos ocupa, esto es una patata caliente para cualquier compositor, o una oportunidad de oro para demostrar galones y dar un golpe encima de la mesa. Zimmer no necesita lo segundo, eso está claro.

Adorado en muchas ocasiones y denostado en otros, es lo que tienen las pasiones (en ese aspecto soy más equilibrado a la hora de hablar de Zimmer), aquí da una lección de precisión milimétrica, optando porque la música envuelva absolutamente todo, integrando todos los elementos de la narrativa de la novela, conjugándolos o enfrentándolos según corresponda. Esta precisión milimétrica, basada en una estructura musical férrea, va provocando que avancen las tramas, buscando ese cambio que demanda Arrakis.

Y siendo Paul Atreides el personaje sobre quien pivota la historia y el factor o variable que habilita el cambio (el personaje destinado a defender y vengar a la Casa Atreides y liderar a los Fremen), Zimmer también sustenta el peso de la música sobre Paul Atreides / Muad’Dib.

Herald of the Change es, en este sentido, un corte esencial y trascendental para entender la partitura. Este tema, editado en el disco como el corte 2,  representa la llegada del Heraldo que comunica el Decreto Imperial del Emperador para que los Atreides gobiernen Arrakis.

Dicho corte contiene los temas centrales de la película, un tema exótico que oímos cuando Paul está viendo un video de los Fremen, con el duduk evocando al desierto de Arrakis y las costumbres de su pueblo, y otro más solemne y sugerente, con un tono incluso místico, y que fácilmente podría destinarse a la Casa Atreides, mientras vemos al Heraldo del Emperador descender de la nave espacial e ir dirección hacia Leto y su séquito en Caladan, feudo ancestral de los Atreides.

Ambos temas serpentean a lo largo de todo la película por diferentes momentos, especialmente el primero, que sería el TEMA CENTRAL DE DUNE (asociado al planeta, los Fremen, los gusanos y al Lisan Al-Gaib), pero ambos acaban enroscándose como una serpiente a Paul, representando la dualidad de su destino, como representante máximo de la Casa Atreides y como el Profeta del Cambio en Arrakis para los Fremen, resaltando su nobleza y su fortaleza, su liderazgo y su inteligencia. Es su ADN.

Donde el duduk de Pedro Eustache nos ofrece un tono exótico en el tema del Paul-Muad’Dib (fremen), este se transforma en un corte épico y espectacular cuando los Atreides dejan atrás Caladan rumbo a Arrakis (Leaving Caladan),con la guitarra eléctrica de Guthrie Govan y el cello de Tina Guo sonando como un trompa tibetana (en palabras de Zimmer) como principales protagonistas.

Uno podría pensar en el por que de su uso en ésta escena, pero esta marca el inicio del viaje de los Atreides, y vemos en escena a un Paul reflexivo, introduciendo su mano en el agua del mar de Caladan (la misma mano del Gom Jabbar), despidiéndose de su tierra para abrazar su nuevo hogar, un momento muy significativo y toda una declaración de intenciones. Zimmer enfatiza la importancia del viaje (que no solo será físico) a través de ese tono musical tan espectacular. El Cambio está en camino.

Visions of Chani es quizás la siguiente gran parada musical para lucir ambos temas, donde se añade una variación o, más bien, un tercer tema, que se asocia también al mundo místico de Paul y de sus visiones, pero que, como dice Zimmer, se convertirá en The Cry of a Bansee (El Grito de un alma en pena) a través de la increíble voz de Loire Cotler, quien aquí todavía no demuestra su poderío, ya que es solo la melodía musical la que hace acto de aparición.

Sin embargo, este tema ya es anticipado en la prueba del Gom Jabbar (Fear is the Mind-Killer) y también en el corte The One, muy sutilmente, con una música pesarosa, mientras Paul le cuenta a Duncan Idaho que ha tenido un sueño donde le veía morir en Arrakis (en ese mismo corte, en la segunda parte del mismo, tenemos la escena donde Leto recibe la visita de Paul mientras este acaricia una lápida con un dibujo de un toro y del abuelo de Paul, sonando ese tema solemne del momento que desciende el Heraldo).

Ese llanto penoso o doloroso se asociará para las visiones de Paul, pero también para la muerte de sus seres queridos o el recuerdo de ellos; de hecho vemos palmeras ardiendo en las visiones del Gom Jabbar, una breve visión de la traición en Arrakeen. Lo tenemos, por ejemplo, en Blood for Blood, el momento final de Leto, donde unos coros masculinos anticipan el desenlace, irrumpiendo la voz de Loire a modo de grito desesperado cuando el Duque activa el veneno del diente para tratar de matar al Barón.

También en Premonition es asociando al fatal enfrentamiento de Duncan Idaho con los Sardaukas (excelente Jason Momoa, uno de los personajes más humanos cálidos de Dune), cumpliéndose así la visión del joven Paul en Caladan, o incluso en la muerte de Liet-Kynes. Son los sacrificios necesarios para poder obrar el cambio, para que Paul pueda escapar y cumplir la Profecía. Aparece en muchos momentos más como en The Fall o Holy War (solo musicalmente), pero quizás Blood for Blood sea el punto álgido de la película por todo lo que significa para Paul y Jessica.

Zimmer también ofrece música para los traidores, los villanos de Dune. En el caso de los Harkonnen, su música, percusiva y siniestra (incluso con unos cánticos oscuros), ya es avanzada en el prólogo de la película (Dream of Arrakis), donde la voz de Chani nos narra algo de la historia de Arrakis y el reinado de los Harkonnen. E incluso se utiliza un sonido que emula una especie de trompa siniestra (un cuerno) que oímos en una escena posterior cuando el Barón le comenta a Rabban que la cesión de Arrakis no ha sido un regalo… (no es un Acto de Amor, le dice el Mentat Harkonnen).

En los cortes de las batallas, Armada y Burning Palms, donde los Atreides son traicionados y sufren la invasión de los Harkonnen y los Sardaukas, nos encontramos en varias fases de la música con el tema de los Harkonnen, incluso con ese mismo sonido del cuerno con las huestes invasoras llegando por doquier.

La Traición – Batalla en Arrakeen

Y en cuanto a los Sardaukas, Zimmer utilizó la voz de Michael Geiger, cambiándole sus registros sonoros mediante manipulaciones electrónicas e incluyendo un idioma escrito por un lingüista a tal efecto. El cántico resultante ortogó al temible ejército del Emperador Padishah Shaddam IV un sonido siniestro y casi inhumano, incluso con un toque terrorífico.

El corte que recoge su aparición, el ritual de combate en Salusa Secundus antes de la batalla, no aparece en el disco, pero sin embargo si lo encontramos en dos cortes editados en la partitura, en el asalto de Arraken (Armada) y muy sutilmente en la batalla del Sietch de Liet-Kynes (Premonition), donde vemos aparecer a los Sardaukas descediendo con sus trajes para intentar atrapar al planetólogo y sus acompañantes.

Este cántico gustó tanto a Villeneuve que el director decidió abrir la película con el mismo, acompañado de la frase Dreams Are Messages from the Deep. Como decía el propio Zimmer, cuando escuchas esto sabes cual va a ser el tono de la historia, siniestro y oscuro.

Las Bene Gesserit también tienen su tema, uno misterioso, místico y…SINIESTRO. Esa antigua escuela de adiestramiento mental y físico a la que pertenecer la Dama Jessica tiene sus propios planes, como la búsqueda del Kiwsatz Haderach, conseguir un hombre adiestrado en las artes de las Bene Gesserit a través de un cruce genético (algo que en la película no se ha tocado apenas y que en el libro se nos explica perfectamente, quedando por ver como se aborda en la segunda entrega).

Dicho hombre podría ser Paul, y dado que Jessica es la madre y adiestradora del mismo, es sometido por la Madre Superiora (inquietante y genial interpretación de Charlotte Rampling) la prueba del Gom Jabbar, que consiste en que el sujeto que es objeto de ella debe introducir la mano en una caja y no retirarla mientras dure la misma, a riesgo de morir por el pinchazo de una aguja envenenada. Esa caja somete al sujeto a un dolor inenarrable, y en el caso de Paul, también a unas visiones que llaman la atención inicialmente de la Madre Superiora, pero su soberbia le hace enterrarlas.

El protagonismo de la mujer en Dune no es casual, y Zimmer lo premia otorgándoles un tono musical que se encuentra a medio camino del susurro, prueba de que están en las sombras del poder tejiendo sus redes, tramando, o bien del grito a cuatro bandas para exigirnos su atención y su peligro, como en el corte tres, Bene Gesserit, donde se observa claramente su marca.

Y no es casual, tampoco, que el corte Herald of the Change, esa especie de susurro ladino aparezca, más disimulado, más sutil; una parte de la cohorte imperial que se presenta para el formalismo burocrático de la designación de los Atreides para regir Arrakis es una hermana Bene Gesserit, momento donde Zimmer nos deja patente que algo no funciona bien con dicha hermandad (algo que demuestra el cruce de miradas de la hermana con Jessica).

PERO NO ES LO ÚNICO QUE NO FUNCIONA BIEN. Zimmer está anticipando la TRAICION del Emperador y los Harkonnen, con un tema sutil pero latente que recuperará posteriormente para el momento de la batalla en Arrakeen y el asalto al Santuario Fremen de Liet-Kynes.

Hay un tema negativo y oscuro que oimos en segunda línea cuando el heraldo del cambio desciende, y que se hace más patente cuando Leto firma el acuerdo para regir Arrakis con el sello de los Atreides, momento en el que ese tema coge cuerpo y se hace presente y patente. Zimmer nos está anticipando la traición, incluso con la hermana Bene Gesserit mirando esa firma. Todos son cómplices de la trampa mortal a la que están enviando a toda la Casa Atreides.

Ese tema se hace patente durante toda la batalla en Arraken, como en Night on Arrakis, en el tramo inicial de Armada o en Burning Palms, y sin olvidarnos del final de Leto en Blood for Blood o la pelea en Premonition de Duncan Idaho con los Sardaukas. Ese tema de la traición acaba siendo un tema de connotaciones negativas que también transmite un peligro mortal para nuestros protagonistas.

De hecho, Armada es un tema ejemplar en el uso de los temas; tenemos el tema de la traición (reconvertido a un tema de peligro y batalla), un subtema maravilloso para los Atreides a través de las gaitas (que inicialmente es el punteo de una guitarra seguido de la banda de gaitas), el tema de los Harkonnen, con esas percusiones machaconas y ese cuerno de guerra, y finalmente el tema de los Sardaukas, que dejan patente  que el Emperador es cómplice de todo. No es uno de mis temas preferidos, pero a fuerza de analizar la música y ver su uso con las imágenes me ha ido creciendo la valoración (creo que la música de acción, que no lo es pero lo parece, hubiera merecido otra orientación o formato).

Por cierto, el tema de las gaitas, que se oye cuando Gurney Halleck (gran Josh Brolin, como ha crecido este actor) lanza a las tropas a luchar contra los traidores, suena brutal y contundente en la película, viendo como una nave espacial de combate es derribada y se estrella fuera de plano, con las tropas enfrenándose en el fondo, y una gran llamarada ascendiendo a todo lo alto, tapando parte del campo de batalla. PURO ARTE.

Y todavía nos quedan las percusiones tribales, que abren el corte uno en Dream of Arrakis, y que aparecen en varios cortes como Arrakeen o Ornithoper. Estas percusiones no hacen más que poner de manifiesto la presencia, importancia y relevancia de Arrakis (Dune) como factor estratégico de la historia, como un personaje más, llamado a tener protagonista. Además de situarlo geográficamente (la aridez y crudeza del desierto), es el tablero del campo de batalla por el poder del control de la Especia.

Dos cortes merecen un breve apunte aparte, quizás los dos mejores del disco y de la película. El primero es uno de los mejores momentos cinematográficos del 2021, la escena de la cosechadora de especia que es engullida por un gusano. Los Atreides detectan el peligro y acuden al rescate del personal de la cosechadora, en presencia de Liet-Kynes y con Leto, Paul y Gurney dentro del vehículo de rescate. En medio del peligro, y con la especia flotando por todas partes, Paul tiene de nuevo visiones, quedando desubicado y afectado, siendo finalmente rescatado sobre la bocina por Gurney,

Zimmer construye un corte tenso y excitante, lleno de intensidad, en Ripples in the Sand, donde tenemos un ritmo pulsante que parece querer alertarnos del peligro del desierto (un ritmo similar aunque más sutil lo encontramos en Dream of Arrakis, casi emulando al martilleador de los gusanos), así como las percusiones tribales que abren la película y que se asocian a Arrakis.

El Tema Central de Dune se alza con una voz femenina solista, muy contenida y evocadora, para acto seguido pasar a tener un ritmo más intenso a través de un acompañamiento musical más poderoso. La peligrosa presencia del Shai-Hulud es musicalizada de nuevo con ese ritmo pulsante del inicio, ahora más poderoso, con mayor urgencia, cerrando finalmente de nuevo con ese canto evocador y a la par poderoso del Tema Central, momento en el que la cosechadora es engullida y Paul es rescatado por Gurney. El corte musical es ejemplar, y una de las razones que convierten a Dune en toda una experiencia.

Dune – Destiltrajes (Stillsuits)

El segundo corte, Stillsuits (los destiltrajes), es un corte místico y sugerente, que capta la magia y fascinación del desierto, donde los instrumentos de viento emulan el sonido del viento (maravillosa interpretación de Pedro Eustache), y donde tras el Tema Central, Zimmer nos ofrece el tema solemne que escuchamos al principio de la película para Leto y Paul, que emerge de una forma sutil y onírica, envolviéndolo todo con un tono musical evocador (incluso parece haber una nueva frase musical, o eso parece, cercano al momento 3:39, una melodía maravillosa).

El último corte que cierre el CD y la película es el clímax musical perfecto para el desenlace, My Road Lead Into the Desert, donde el Tema Central, el tema de los Fremen / Dune / PAul-Muad’Dib emerge poderoso, in crescendo, con la voz de Loire interpretando ese canto maravilloso, mientras vemos a Paul y Jessica contemplar un gusano (Shai-Hulud) conducido por un Fremen. Paul dice Desert Power y Chani le responde This Is Only the Beginning, y en ese momento Zimmer cierra con el canto de Loire en todo lo alto. El Cambio se ha iniciado (pero tendremos que esperar a la segunda parte).

Conclusión

Zimmer se ha alzado con su segundo Oscar, tal como decían las previsiones (Bafta, Globo de Oro), un premio que viene a reconocer el trabajo del compositor en esta excelente banda sonora, que para muchos será ruido, y para otros es un entramado temático de sonoridades perfectamente ajustadas y engrasadas, con unas texturas musicales muy bien definidas y llenas de color (es mi caso).

Lo que si está claro es que esta banda sonora, guste más o guste menos, ha acertado de pleno en su ajuste con las imágenes, por lo que desde AsturScore le damos nuestra más sincera enhorabuena a Hans Zimmer.

 

Dune

  1. Dream of Arrakis (3:08)
  2. Herald of the Change (5:01)
  3. Bene Gesserit (3:54)
  4. Gom Jabbar (2:00)
  5. The One (2:30)
  6. Leaving Caladan (1:55)
  7. Arrakeen (2:16)
  8. Ripples in the Sand (5:14)
  9. Visions of Chani (4:27)
  10. Night on Arrakis (5:03)
  11. Armada (5:09)
  12. Burning Palms (4:04)
  13. Stranded (0:58)
  14. Blood for Blood (2:29)
  15. The Fall (2:32)
  16. Holy War (4:20)
Duración total: 74:22
Compositor: Hans Zimmer
Sello: WaterTower Music
Formato: CD y Descarga Digital
Fecha de lanzamiento 22 de Octubre del 2021
Dune