Después de la buen acogida del thriller de terror The Pact (El Pacto, 2012), una cinta independiente bien facturada de la que ya os hablamos hace nada vía reseña, muchos esperaban cual sería el siguiente paso de Nicholas McCarthy.
Y ese paso fue At the Devil’s Door (Home, 2014), película con un acabado superior al primero en cuanto a medios y facturación (aunque en la misma línea de sobriedad y seriedad) pero donde la sorpresa baja algún que otro entero en el tramo final (previsible), pese a que todos los elementos de la película encajan bien y funcionan como un reloj sincronizado.
At the Devil’s Door – Un Nuevo Pacto
Es innegable que hay casi un patrón de similitudes entre The Pact y At the Devil’s Door. El primero es el tema de las dos hermanas, y compartiendo fatal destino en ambas películas. La diferencia sutil es que aquí ambas hermanas se reparten algo más el protagonismo (Leigh algo menos), mientras que en The Pact, una de ellas desaparece casi al inicio.
El vínculo familiar, pues, es un elemento innegable. En The Pact hay muchos; la relación entre las hermanas, entre éstas y su madre, entre una de las hermanas y su hija, y finalmente, entre la otra hermana y su sobrina.
Aquí serían las dos hermanas y, finalmente, alguien más que intentaré no desvelar para no caer en la desgracia del Spoiler (por otro lado intuible, más cuando ves un trailer), pero también entre los padres que desean vender la casa y su hija, el otro núcleo protagonista de la historia.
Por otro lado, tenemos un pacto; en The Pact se acabará descubriendo, y es ese pacto el verdadero núcleo argumental sobre el que gira la historia, la razón de lo que ha sucedido en la casa familiar.
En At the Devil’s Door también existe un pacto, expuesto en el comienzo y de forma explícita, donde una joven chica vende su alma al diablo por 500$ (ella intuye algo raro, pero fruto del enamoramiento perdido que sufre de su chico, acepta participar en un juego donde debe pasar tres pruebas en una caravana abandonada en la nada con dos extraños e inquietantes pasajeros). Pues menudo novio, no… (es una de las cosas más interesantes de la película, tres personajes de los que no volvemos a saber nada pero que canalizan el horror del pacto, la aparición del demonio).
Es esa línea argumental la que nos introduce en la película, y uno de los aciertos del director es la no linealidad de la historia hasta el trágico destino de Leigh, donde todo vuelve a ser lineal, a excepción de la investigación de Vera, donde se recurre al pasado, pero sin alterar a la narración de forma intencionada.
Pero, tratados los elementos comparativos, volvamos al comienzo y hablemos del argumento. Leigh es una agente inmobiliaria que trata de vender una casa de un matrimonio al que les urge deshacerse de la misma por la hipoteca y la falta de ingresos. Y quizás por algo más…
Durante el proceso de venta, Leigh ve a una chica con impermeable rojo con capucha (Hannah White para los amigos) aparecer y desaparecer de la casa, que resulta ser la chica del comienzo, la que “vendió” su alma por 500$.
Durante la historia de Leigh se altera la narración sin anunciarnos flashback alguno, sino como recurso; así conocemos como Hannah fue poseída en su habitación tras oír previamente el “ven a mí”, frase inquietante que provocaría aflojamiento de esfínteres a cualquier mortal (hay que reconocer que la seriedad del tratamiento y la escena de la “posesión” es inquietante), aunque lo más inquietante será descubrir que la chica está muerta, algo que se intuye por otro lado; se ha quitado la vida para evitar ser poseída, tras haber intentando inútilmente romper ese pacto (quemar el dinero no servirá de nada).
Desgraciadamente, Leigh descubre eso bastante tarde, y esa presencia demoníaca que habitaba en la chica (una presencia que se ve poco pero que da muy mal rollo cada que se atisba) trata de poseerla, sin embargo no encuentra en ella lo que busca… aunque si en su hermana Vera, que empezará a descubrir aterradores datos sobre Hannah y el demonio que habitaba en ella, llevándonos todo ello a un resolutivo aunque no sorprendente clímax final (una pena, siendo sinceros).
Hay que alabar que las protagonistas principales, mujeres todas ellas (y tres para ser exactos) están geniales. Con miradas, y a veces pocas palabras, construyen unos perfiles bastante interesantes, dando mucha más información que la del simple diálogo, lo que otorga cierta profundidad emocional. Las tres están francamente bien, y permiten acomodar la trama del diablo y sus planes a través de las historias de las mujeres, que van sufriendo similar suerte, con el nexo común del dinero (Leigh lo llega a tocar en un armario, contagiándose el pacto de Hannah, y Vera toca parte del mobiliario de la casa ennegrecido, una mancha que no se le quita fácilmente y que supone un nuevo marcaje de la bestia).
Hay también mucha simbología; el rojo como color del diablo (los playeros de la niña del final, el impermeable de caperuchón rojo) o los caperuchones de los niños y Hannah (tanto la niña del final como a la que visita Vera, cuya madre está poniéndole una bata con caperucho).
El desarrollo tiene ritmo, te mantiene pegado e interesado por la trama, pero conforme avanza el tramo final, el último tercio, todo se hace previsible y rutinario, pero no por ello flaquea la narración o la sobriedad, pero ya te limitas simplemente a esperar el desenlace ( aún con un buen par de momentos de tensión de mano de la criatura de marras).
The Pact, comparativamente, era más fresca, original y sorprendente, y aunque At the Devil’s Door es una película más madura y mejor empaquetada, la primera le gana en propuesta y originalidad.
Un pequeño pasito atrás, pero con sello de calidad, que tampoco es poco para un género que a veces deja poco margen para nada ya.
¿Qué te vas a Encontrar?
Como en el caso de The Pact, repite Ronen Landa, y lo hace con oficio y sobriedad, recurriendo a un tema central de corte melódico y recurrente que supera al que compusiera para The Pact, y que representa a las tres chicas; las hermanas, Leigh y Vera, y la chica del pacto, Hannah.
El piano traza las notas principales, dándoles un carácter melancólico y casi frágil, aunque las tres, a su manera, son mujeres con cicatrices, especialmente las hermanas (el problema de Hannah es su edad e ingenuidad).
Y tenemos el terror, donde las cuerdas, metales, percusiones, voces y efectos de sonido electrónicos turban y enturbian las frases melódicas de las chicas, resultando amenazadores y aterradores, incluso en el propio tema central.
No hay exactamente un tema identificable para el mal o el demonio, pero si una serie de excelentes recursos musicales que nos anuncian su presencia y que son reiterativos a lo largo de la banda sonora, como desafines de cuerdas de violines preparados (muy típicos para el demonio) o voces distorsionadas y graves, casi rozando lo inhumano.
Análisis Temático
De nuevo, como en The Pact, Ronen Landa ofrece un trabajo equilibrado (aún más que en su anterior trabajo de terror), donde la melodía principal juega un papel fundamental para conectar la historia de la tres mujeres, y consciente del reto, encontramos ese tema en dos cortes que se llaman Leigh yVera.
De hecho, Leigh (Theme from «At the Devil’s Door») es el corte que abre el disco, y donde Ronen nos presenta el tema central de la partitura, con el piano interpretando las notas del motivo principal, unas notas en las que finalmente se cuela una especie de sonoridad electrónica, como repetitiva o con eco, casi un golpe sutil percusivo, que provoca un punto de inflexión, pasando de esa cierta melancolía o tristeza a una oscuridad latente que está ahí, observando y esperando su oportunidad, agazapada a la búsqueda de víctimas.
Vera sigue esos derroteros, aunque merece mención aparte dos cortes. El primero esGreenville, referente al momento en que Leigh acude en coche a la casa puesta en venta en el barrio de Greenville. Este corte de casi tres minutos arranca con el tema central, pasando a una fase musical donde Ronen introduce un ritmo de tensión constante que va ganando en intensidad, con la flauta y la percusión (un xilófono) como protagonistas acompañados de piano y cuerdas, mientras Leigh avanza en coche hacia su fatal destino.
El otro, quizás el mejor corte de la partitura, es Come to Me, donde Vera toma la decisión de cambiarse de domicilio tras las inquietantes pesquisas averiguadas sobra la muerte de Leigh y Hannah. Como en The Pact, es el corte más largo, seis minutos y veinteisiete segundos, de excelente desarrollo, y es una buena muestra del buen hacer de Ronen, quien ajusta perfectamente los tiempos y nos va llevando desde el tema central, donde retrata perfectamente la tristeza y soledad de Vera hasta la presencia final del mal, donde las cuerdas y metales anuncian la llegada del demonio.
Por el medio, una especie de sónar (un zumbido electrónico) comienza a irrumpir en escena (algo que a lo que ya recurrió, de forma similar, en el corte Apparitions de The Pact), dejando atrás el tema de las tres mujeres, y poco a poco el piano cambia sus frases musicales y va construyendo un ritmo de tensión in crescendo hasta el clímax final, donde Vera es tomada por el demonio.
Y hablando del demonio, cabe destacar que éste no tiene asociado un tema concretamente, pero Ronen la da vida a través de toda una serie de recursos musicales y sonoridades diversas. Por ejemplo, So He Knows Your Name, es un breve corte que nos presenta en la parte final un recurso musical manido pero interesante, donde Ronen pone las cartas boca arriba; unos violines preparados, crispantes y caóticos, trazan unos ritmos tensos y diabólicos, algo que ya nos define al demonio.
Ese recurso vuelve en la parte final de Come to Men, o en el corte Rocking Horse, donde la chica de la caperucha roja se balancea sobre un caballito mientras examina con maldad al bebe que está cuidando esa noche. Pero añade más cosas, desde percusiones hasta sonidos electrónicos.
Los violines vuelven a hacer las suyas, junto con la electrónica, en You’re all Dead (la inquietante escena de Hannah como niñera de un joven matrimonio que sigue a Rocking Horse), un corte intenso y caótico, donde el ritmo de percusión a modo de ostinato permite construir un corte pulsante. De un modo similar, pero muchísimo más intenso en la apertura, tenemos el genial Expulsion, excelente corte de terror que transmite desasosiego, especialmente visible en el personaje de la pobre Vera, quien exije a sus medicos una intervención de urgencia tras descubrir lo que habita en su interior.
En la apertura del corte You’re All Dead, además, escuchamos unos metales, emitiendo casi un sonido constante y fijo, pareciendo anunciarnos la presencia de alguien; la llegada del demonios. Esos metales se escuchan en otros cortes, como Rocking Horse, y es otro recurso francamente interesante.
También tenemos voces, donde destaca especialmente el inquietante corte Pellem Pro Pelle (Piel sobre Piel), donde Ronen ofrece un cántico inquietante y satánico con voces inhumanas, además de cánticos femeninos en latín en la parte final. También destaca, en la mitad del desarrollo del excelente corte Come to Me, unas voces en voza baja previas al zumbido electrónico que comienza a avisarnos de que algo no va bien.
Cabrían destacar los cortes finales, clímax de la película, donde Vera persigue a la niña por el exterior de la casa, y posteriormente por el interior de otra. El director maneja bien los tiempos, pero la resolución, aunque acertada, no deja de ser previsible, lo que resta entero.
Pero Ronen está a la altura, ofreciendo dos excelentes cortes, Exposure (la revelación final, previsible), y Home. En ambos, especialmente Exposure, encontramos los recursos del demonio; los violines diabólicos, la electrónica (el zumbido), los metales, la voces, golpeteos, todo ello aderezado por un breve aunque intenso pasaje de acción donde y un corte tenso donde la percusión marca un ostinato de ritmo de avance de Vera sobre la niña, y donde tenemos dos buenos momentos visuales, justo es reconocerlo.
Home da cierre a la película, y también sirve a modo de end credits, donde además tenemos coros femeninos en latín, y como bonus, una canción final, Man of My Dreams (¿mala leche?… va a ser que sí).
Breve Nota del Compositor y Conclusiones
Cabe destacar, como bien adelantaba Ronen Landa en las notas promocionales del disco, el uso de la música y lenguas ancestrales de la región de la Ruta de la Seda. Los cánticos, voces reales grabadas por el propio compositor, y algunas instrumentaciones y experimentaciones datan de lenguajes macedonios, latín y hebreo bíblico.
El propio compositor nos revelaba, además, que para las percusiones, se atendieron a piezas de países como el Tíbet o la India, y para los cánticos, los bajos están en hebreo, y los femeninos en latín (en Pellen Pro Pelle, o en el clímax final, Home).
Muchos instrumentos se modificaron, como el de las campanas, para que sonara como una campada de cabra, o la galería de sonidos electrónicos, como esos zumbidos o sonidos palpitantes, que delatan la presencia de algo maligno, sin olvidarnos de figuraciones musicales como las de la flauta, que emulen lenguajes musicales macedonios.
En definitiva, un catálogo de recursos musicales, de experimentación y de inquitudes dificiles de ver en gran parte de las partituras de terror de hoy día, y que servidor agradece.
Listado de Temas
02. So He Knows Your Name
03. Sisters
04. Rocking Horse
05. Greenville
06. You’re All Dead
07. Hannah
08. Come to Me
09. Expulsion
10. Vera
11. Pellem Pro Pelle
12. Like a Costume
13. Exposure
14. Home (Hidden Track: Man of my Dreams)
Sello: Lakeshore Records
Formato: CD y Descarga Digital
Fecha de publicación: 28 de Octubre 2014